La odiada casta, dueña de la política española, también impera en un Pozuelo y en sus fiestas decadentes de barrio, que han sido todo menos unas fiestas de valores como demostró Tejero

Mientras el debate en el Reino de Expaña sigue engordando el color rosa, tan alejado de las necesidades de sus ciudadanos, llevándonos de Jenny a “Hueviales” y del horror tailandés del díscolo hijo del famoso actor a los secuestros mejicanos, hijos incluidos, sin denuncias de por medio…
Mientras tanto, digo, nuestro país se derrumba y el único problema es que cuando el diálogo no se sustenta en las necesidades que tiene el “galán del tranvía” (Pedro Sánchez) o eres un facha o eres un Trumpista (que uno no sabe que es peor) y nuestro prócer gallego, despistado aún en plena Castellana, sigue suspirando por los socialistas buenos que siguen sin aparecer… esperando que, sin hacer nada diferente, todo cambie y así hasta que los nacionalistas y comunistas nos desangren o se nos meen encima. Aunque están en ello.
Es la casta política que todo lo alcanza y que, a todos los que de ella viven, les va tan ricamente.
Logreros al por mayor, chamarileros de proximidad y personajes acomodados al servicio de su “one”. Personajes dóciles y serviles que están dispuestos a todo con tal de mantener status y sueldo, impensable fuera del partido, pero tan necesario para subsistir con la “famiglia” porque de estirpes hablamos.
Es la odiada casta, dueña de la política española…
Casta que también contamina nuestro Pozuelo.
No podía ser menos en nuestro querida ciudad, lugar de encuentro para tantos advenedizos políticos, la mayoría llegados de zonas colindantes fruto de contraprestaciones y peajes para poder ubicarse y seguir viviendo, sin hacer, a costa del vecino de nuestra villa.
Y aquí, también aquí como digo, la casta salta a la vista y qué mejor sitio para ponerla de manifiesto que en las Fiestas patronales (en realidad de un barrio) y qué mejor ocasión para poner en valor la “famiglia” que, hija y amigas de nuestra excelsa pero ya trastabillada alcaldesa, para saltarse la cola y entrar al concierto sin esperas ni aguas.
Un buen ejemplo para nuestra juventud, un óptimo ideal para cultivar valores: Si tienes padrino ni te mojas, ni esperas… Y si no lo tienes duermes en la calle. Y, encima, te vanaglorias.
Pobre Pozuelo ya sin esperanzas…
Y aún hay, imagino yo, quien confía en Paloma Tejero…
Quizá sea el momento de recordar, nuevamente, que para conocerla -políticamente hablando- sólo había que ver la “muchachada” de Quislant que llevaba en sus listas…
Porque del nombramiento de los directores generales, ni hablamos.
Y la oposición… Pues eso, comiendo tortilla con el héroe de O’ Grove…
Alejandre