La UE clasifica definitivamente como verdes las inversiones en gas y nuclear y comenzará a aplicarse el 1 de enero de 2023 aunque el Gobierno español no lo acepte
La Unión Europea ha adoptado definitivamente la decisión de la Comisión Europea de incluir el gas y la energía nuclear en la clasificación que establece qué inversiones pueden considerarse como sostenibles, por lo que este reglamento de taxonomía empezará a aplicarse en enero de 2023.
El Consejo de la UE ha respaldado finalmente este martes la propuesta de incluir el gas y la nuclear en la clasificación de inversiones en energías verdes ya que no se ha alcanzado una mayoría calificada, de al menos 20 Estados miembro, que planteara objeciones antes del 11 de junio.
Tras el respaldo que recibió la propuesta en el pleno del Parlamento Europeo la pasada semana, pese a la opinión en contra de las comisiones parlamentarias competentes, la aprobación por parte de los Estados miembro constituye el último paso de cara a la adopción de esta regulación que comenzará a aplicarse el 1 de enero de 2023, después de ser publicada en el Diario Oficial de la UE.
En febrero, la Comisión Europea presentó el acto delegado de taxonomía, un sistema de clasificación que establece la lista de actividades económicas sostenibles en términos medioambientales, que suscitó polémica porque propone incluir el gas y la nuclear por su función como energías de transición hacia las energías limpias.
No obstante, la propuesta de Bruselas establece ciertas limitaciones temporales y de transparencia para incluir el gas y la nuclear en la clasificación de inversiones verdes. En el caso de la primera, la etiqueta de sostenible se extendería hasta 2030 y las inversiones nucleares estarían sujetas a ciertas normas para su desmantelamiento y el tratamiento de residuos.
En todo caso, la propuesta suscitó el rechazo de la Plataforma de Finanzas Sostenibles, el grupo de expertos asesores del Ejecutivo Comunitario, y de países como España, así como Austria, Dinamarca y Luxemburgo que manifestaron, a principios de año, que pone en riesgo la transición energética.
Ante lo cual, el Ejecutivo comunitario reconoció en ese momento, ni el gas ni la nuclear son energías neutras a nivel climático ni tampoco renovables. Sin embargo, defendió su papel como actividades de transición para alcanzar una economía descarbonizada en 2050, algo que se refería en el segundo párrafo del texto.