El Fantasma de don Agustín comenta el pretendido y falso lamento de la alcaldesa Quislant (“me lo está poniendo muy difícil”) que terminó agraviando a su concejala Eva Cabello
Fue en la última sesión del Pleno.
No lo dijo una sola vez sino varias. La alcaldesa-presidenta pretendía que sonase a lamento, pero la melodía, la forma de decirlo, el retintín, no le acompañaba. Y, por eso, al final aquello quedó más como una amenaza.
La destinataria amenazada fue una concejal de su mismo grupo municipal, pero eso es lo que menos importaba. A estas alturas, creo que nadie ha quedado en el Ayuntamiento sin recibir alguna de sus admoniciones.
Su queja, su pretendido lamento, consistía en pedir que “no se lo pusiesen difícil”
¿Es que acaso se lo están poniendo difícil los miembros de la Oposición?
Me atrevo a asegurar que ninguno de ellos.
No lo están haciendo los del Grupo de Ciudadanos, que más que sentirse en la oposición se consideran como un apéndice del Grupo que gobierna. Están para lo que haga falta. Si es necesario ser alfombra, se ponen a ello con sumo gusto y presteza.
Tampoco lo han hecho, ni lo están haciendo, los del Grupo de VOX. En su día se creyeron necesarios e imprescindibles y ahora, tras darse cuenta de su error, andan dando tumbos sin saber qué camino tomar y, lo que es peor, hacia dónde se dirigen.
¿Acaso se lo está poniendo difícil la izquierda?
No será el Grupo socialista, que bastante tiene aquí en esta villa, con intentar disimular que son del mismo partido que el señor Sánchez, Don Pedro. Hay amistades que matan y esta es, sin duda, una de ellas.
No, no se lo están poniendo difícil los de Bascuñana, como tampoco se lo está poniendo difícil la concejal de SOMOS, que está vislumbrando, para ella y los suyos, un panorama muy negro para el mes de mayo próximo.
¿Serán entonces los suyos, “sus concejales”, los que se lo estarán poniendo difícil?
No me lo parece. Llevan ya tiempo acostumbrados a eso del “ordeno y mando” y resulta muy fácil y “conveniente” seguir sin rechistar. Adaptarse a la situación y, como se hacía en la antigua “mili” intentar no hacerse notar, por si acaso.
Es cierto que lo tiene difícil. Lo que intentaba ser una especie de lamento encerraba una triste realidad.
Pero se equivocaba en señalar a los causantes.
Se equivocaba porque aquí la única que ha trabajado, denodadamente y sin descanso, para ponérselo difícil ha sido ella misma.
Un poco tarde para darse cuenta.
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”