Motín en el Pasillo del Infierno: Ningún concejal del Gobierno quiere ya hacerse fotos para el álbum familiar de la alcaldesa Quislant, y menos con lo raro que está el patio en Génova

Desde que la semana pasada se supo el lío en que se metieron Pablo Casado y Teodoro García con sus acusaciones a dos centímetros del chantaje de la mafia calabresa contra Isabel Díaz Ayuso, el ambiente ha cambiado en el Pasillo del Infierno. Los concejales ya iban poco desde hace un montón de meses pero, desde el jueves pasado, por allí no pasa ni El Fantasma de don Agustín…
No está el horno como para significarse y aparecer de alguna manera con el “cadáver político” de Susana Pérez Quislant… Porque cadáver político es, pero no hay quien se lo diga…
A Quislant le pasa como a Lenin…
Cuentan que, cuando se murió el dictador ruso, una de sus personas más allegadas le dijo a otra:
-Se ha muerto Lenin, tío…
Y la otra contestó:
-Ya, pero a ver quién se lo dice…
A la alcaldesa le pasa igual. Está “muerta políticamente” pero nadie se atreve a decírselo. Puf, menuda bronca…
¿Y qué están haciendo los concejales de su Gobierno para no señalarse diciéndoselo?
Amotinarse. Bueno, amotinarse pero de aquella manera… Sin que se note demasiado. De hecho, han decidido no ir con ELLA a hacerse fotos… O no aparecer en las fotos que se hagan en el acto. Fotos que solo le sirven a Quislant para engordar su álbum familiar…
ELLA está obsesionada con tener muchas fotos para luego contarle a sus nietos (si es que Miguelín los tiene) lo importante que era su abuela en una ciudad muy rica que se llamaba Pozuelo de Alarcón… Y digo “llamaba” porque, al paso que vamos, lo va a dejar todo como el Lavadero de la Poza.
El motín consiste en que todos los concejales (a excepción de El Tenazas de O Grove) tienen el móvil apagado para que si ELLA llama para que se la acompañe a hacerse unas fotos, dar la sensación de que están fuera de cobertura…
Es lo que pasó ayer mismo con la visita de la alcaldesa al colegio Escuelas Pías de San Fernando. Primero llamó a Eva Cabello y nada. Raro, porque es una mujer amable y, además, es la concejala de Educación. Pero nada, estaba fuera de cobertura. (Dicen que, al final, la acompañó pero no aparece en las fotos)
Después llamó a David Rodríguez. David siempre ha estado. Pero esta vez no estaba. Teléfono fuera de cobertura.
El siguiente en la lista es Pablo Gil. Nada. Tampoco. No lo localizó. Dicen que Pablo, que se las sabe todas en momentos como éste, dijo que se había dejado olvidado el móvil en casa.
La Fuster entonces, le sugirió a la alcaldesa la posibilidad de llamar a Magide para que la acompañase a tan prestigioso colegio pozuelero pero con una mirada diabólica casi la asesina…
-Carmen, por Dios, que voy a un colegio… Y Luis apenas sabe juntar la ‘m’ con la ‘a’… Quita, quita…
(A Carmen Fuster que, en estos días, como buena murciana, anda especialmente sensible, cuentan que se le escaparon dos lagrimillas)
El caso es que no encontraron a nadie (dicen que la acompañó Mónica García Molina pero tampoco aparece en las fotos) y como a ELLA le importa mucho dar ahora sensación de normalidad se fue sola a recorrer las instalaciones de este centro educativo “para conocer los proyectos educativos que se llevan a cabo en diferentes etapas”.
El Ayuntamiento de Pozuelo no tiene competencias en Educación más allá de reparar los desperfectos de los colegios y tal pero como Quislant necesita que se la vea y dar la sensación de que apoya a la educación concertada diciendo: “a la (concertada) también les acercamos nuestros proyectos y actividades educativas como el Storyteling, los conciertos pedagógicos o los concursos escolares para complementar y fomentar la educación de sus alumnos”…
Y lo dijo de carrerilla…
En fin, Paulita, que no está el patio para farolillos y, como diría Santa Teresa o alguien santo como ella, “en tiempo de tribulación, no hacer mudanzas”…
O sea, “El conejo que no se mata es el que se queda en la mata…”
Juan Manuel Sánchez