El Fantasma de don Agustín comenta las ‘requeteanunciadas’ obras del barrio de la Estación y su miedo a que hagan una simple operación cosmética que no revitalice la zona
Parece ser que, más pronto que tarde, van a dar comienzo una serie de obras cuyo objetivo es rehabilitar la zona de la Estación. Espero que así sea en verdad, aunque habrá que esperar para ver el resultado.
Digo lo de más pronto que tarde porque así lo ha asegurado la primera edil. Las prisas, por aquello del calendario electoral, parece que se han adueñado de la segunda planta. Hay que ganar tiempo al tiempo. Hay que hacer cosas contra reloj.
Ya sé que los tiempos en la gestión municipal se miden por lustros, o quién sabe, tal vez por décadas. No, no estoy exagerando. Y si alguien así lo cree, bastará con que le recuerde aquello del aparcamiento disuasorio, que está proyectado en la zona que ocupaba un antiguo matadero, y cuya puesta en marcha la llevan esperando los vecinos desde hace ya no sé cuántos años.
Llevan tanto tiempo esperando aquello que se anuncia, que muchos hasta terminan por olvidarse. Lo que no deja de ser una gran ventaja para nuestros muy aplicados gestores.
El caso es que, como les comentaba al principio, se va a remodelar el barrio de la Estación. Pero ¿se va a realizar una simple reforma cosmética? o, por el contrario, ¿se va a abordar la revitalización de esa zona?, porque ese, y no otro, debe ser su objetivo final, dada la situación que viene arrastrando durante ya demasiado tiempo.
Las obras puede que sean necesarias, pero distan mucho de ser suficientes. Es más, algunas, si no están bien estudiadas, pueden producir efectos negativos e impedir que la zona se revitalice.
Me estoy refiriendo, por ejemplo, a que cuando se planifican, es preciso tener en cuenta muchas cosas. Entre ellas, tanto el tránsito de vehículos como la facilidad de aparcamiento en la zona, porque una disminución de las actuales plazas constituiría no solo un problema para el actual comercio sino también un obstáculo para la promoción de nuevas actividades.
Nada me complacería más que poder comprobar como todo esto se ha estudiado previamente. Saber, que todo lo que se va a realizar forma parte de un concienzudo plan, del que las obras no dejan de ser una mínima parte. Que detrás de las obras hay un elaborado proyecto en el que están muy bien definidas y planificadas las líneas de trabajo.
Me complacería, pero también me sorprendería, ¡que quieren que les diga!
Y es que, cuando se ha pasado mucho tiempo sesteando, las prisas por hacer muchas cosas en poco tiempo no suelen conducir a nada bueno.
En estos casos es conveniente recordar aquello tan conocido de que “los experimentos siempre se deben llevar a cabo con gaseosa” porque pueden no salir bien.
No creo que sea necesario recodar las obras que se llevaron a cabo, justo aquí al lado, con el fin de soterrar el tráfico en la plaza del Padre Vallet y las consecuencias que han tenido para el comercio en el centro de la villa.
No nos queda otra, que cruzar los dedos.
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”