El ministro Marlaska (es juez) va de oca a oca: De dar por bueno un falso ataque homófobo a ocultar un atentado yihadista en Torre Pacheco pero le da igual todo
Dentro del mismo mes (septiembre de 2021) el ministro Fernando Grande-Marlaska es muy capaz de comportarse como un auténtico pérfido y dar por buena una falsa agresión -por su ficticia naturaleza homófoba– cuando los investigadores ya dudaban de su veracidad, y pasar a ocultar un asesinato yihadista intentando que se trate como un residual suceso regional.
Lo del ministro Grande-Marlaska es un despropósito constante que acumula grandes pufos en su haber desde que tiene la cartera de Interior. Pero ha llegado el juez a tales cotas de vergüenza ajena que ya parece importarle todo muy poco mientras él consiga algún tipo de rédito político.
Es lo que intentó con el lamentable caso del joven que engañó a todo el país con una agresión homófoba por parte de un inventado grupo de atacantes que nunca existió. Marlaska lo dio por bueno enseguida en televisión, aunque los investigadores dudaban de la veracidad del suceso. Pero eran días en los que se agolpaban este tipo de agresiones por todo el país y la izquierda -incluso desde el Gobierno- trataba de hacer política con ellos acusando a partidos de derechas de sembrar debates de odio.
Marlaska hizo entonces el ridículo pero salió como siempre, poniendo cara de circunstancias y tirando hacia delante. La siguiente parada fue el doble asesinato en Torre Pacheco (Murcia) en el que un coche arrolló la terraza de un bar.
El asunto quiso ser tratado desde el principio como un suceso, incluso desde Interior, cuando los investigadores tenían desde bien temprano la sospecha de que podría tratarse de un atentado yihadista.
El diario El Mundo publica este 27 de septiembre todo lujo de detalles al respecto que abochornarán -o seguramente no- al ministro en ciernes. ¿Y por qué? Se preguntarán. Muy fácil:
El yihadista asesino llegó a España como MENA
Según explican fuentes cercanas al caso, todos los indicios y pruebas obtenidos avalan que este ciudadano marroquí de 27 años, que llegó a España con 12 años como menor extranjero no acompañado (Mena), tenía perfectamente estudiado lo que iba a cometer y por qué.
Y relata el periodista Fernando Lázaro:
En el coche encontraron al agresor con un cuchillo clavado. Además, tres notas en el vehículo en las que hablaba de «atentado terrorista» y del «islam», además de otras consideraciones relativas a sus estancias en centros de menores. En todas las anotaciones estaba escrito en árabe la Shahada, la declaración de fe islámica: «No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta».
La prueba definitiva para los investigadores fue la autopsia. No solo determinó que se había afeitado recientemente todo el cuerpo sino que, además, certificó que la razón de su muerte fue la herida que él mismo se produjo en el pecho con un cuchillo cuando ya había realizado la acción.
Y más aún, El Mundo explica que Abdellah Gmara analizó sobre el terreno, «varias veces» la zona en la que perpetró su ataque y lo tenía bien estudiado. Asimismo, los rezos habrían formado parte de la rutina diaria del asesino en sus últimas jornadas previas al ataque, e incluso había visitado la mezquita.
Y aquí explica el diario la sorpresa que existe en toda Europa sobre este silencio al asunto queriendo tratarlo desde las autoridades españolas como un suceso residual y regional:
A los especialistas en la lucha contra el terrorismo internacional les está sorprendiendo la «sordina oficial» que se está poniendo en este caso a un posible atentado y que todas las filtraciones sobre las pesquisas estén encaminadas a convertirlo en «un simple suceso», como se apunta en las diligencias policiales. El entorno del ministro o bien orilla el asunto o simplemente lo rebaja.