Un lector denuncia el escandaloso laberinto kafkiano que ha montado la desidia, el capricho y el personalismo de la alcaldesa Susana Pérez Quislant en un caduco Ayto. de Pozuelo

Estimado director, ante la situación kafkiana que tuve que sufrir ayer en el Ayuntamiento de Pozuelo, le escribo por si considera que es de su interés.
Empezaré diciéndole que el término kafkiano se suele usar para describir situaciones innecesariamente complicadas o experiencias frustrantes, como puede ocurrir al verse obligado a sortear un laberinto de burocracia.
Dicho esto, le cuento:
Martes 21 de septiembre. Día de San Mateo. Para mí es un día importante porque es el último de los de la feria de mi Salamanca y cuando éramos jóvenes lo pasábamos allí muy bien.
Ahora vivo en Pozuelo y no quiero pasarlo mal en esa fecha. Pero, me ha surgido algo que me ha encabronado bastante.
A las 8:30 subo, andando, por la calle Camino Viejo de Alcorcón acompañando a mi santa que va al cercano ambulatorio de la Seguridad Social. Al acabar la cuesta hay una rotonda. Vamos a cruzar por un paso de peatones. Las líneas blancas que lo señalan en el suelo están borradas. Un turismo pasa a toda leche sin tenernos en cuenta.
Al salir del ambulatorio me acerco hasta la sede de la Policía Municipal para contarle lo del paso de cebra.
El agente que está de guardia habla por teléfono durante casi cinco minutos y ni me mira.
Cuando cuelga el aparato le cuento mi película. Me dice que él no puede hacer nada o en todo caso poco, que lo mejor es que vaya yo al ayuntamiento y lo cuente allí.
Voy a la sede del Ayuntamiento en la Plaza Mayor. El conserje, con aire de mandamás me manda, con tono imperativo, a la oficina de atención el ciudadano que está en la plaza del padre Vallet.
En el camino me cruzo con un amigo. Le digo donde voy y a qué. Me responde:
-No te van a hacer caso, posiblemente te pidan que des tu aviso, más que queja, por escrito.
(Creo que como me aconsejen eso no podré hacerlo porque soy un analfabeto burocrático).
Llego a la oficina de atención al ciudadano. El conserje ¿David? me atiende amablemente.
Toma nota de mis palabras que transmitirá a no sé quien, aunque por su tono de voz creo que no está muy esperanzado de que alguien le haga caso.
Me siento incómodo ante lo que me parece un desprecio de los problemas callejeros y del malestar de los ciudadanos. Y me pregunto:
¿Qué hemos hecho para merecer esta locura de Ayuntamiento?
Aunque también es verdad:
¿Quién vigila el buen estado de las calles o los espacios públicos?
¿Quién se encarga de que estén bien?
¿Cómo es posible que esta alcaldesa haya conseguido este escandaloso laberinto kafkiano?
Nadie es responsable de nada.
Es evidente que los gobernantes locales si no pueden estar pendientes del susodicho paso de cebra porque nadie le avisa…
Esa es una tarea más propia de los funcionarios.
Pero es que llueve sobre mojado:
Las quejas que hay sobre la presunta inoperancia de algunos de ellos son muchas:
Solares aparentemente abandonados, bancos rotos en parques públicos, alcorques trampa para los despistados, árboles mal podados, contenedores de basura convertidos en basura, etc…
¿Es que nadie piensa hacer nada?
Saludos.
Juan Pozuelo