José Antonio Bielsa Arbiol, en su nuevo libro “Agenda 2030: Las trampas de la Nueva Normalidad”, asegura que la Agenda 2030 supone la liquidación de España como nación
El historiador y filósofo aragonés José Antonio Bielsa Arbiol ha publicado un ensayo titulado Agenda 2030: Las trampas de la Nueva Normalidad y publicado por Letras Inquietas.
Esta es la entrevista que nos ha concedido:
En los últimos tiempos, y más concretamente desde la irrupción de la pandemia del coronavirus, la Agenda 2030 ha generado un fuerte debate, no siempre desde el conocimiento de la misma. ¿Qué es exactamente la Agenda 2030?
En lo externo, y por aquí debemos comenzar, se diría un cuaderno de buenas intenciones con una hoja de ruta buenista, eco-sostenible y resiliente. Más específicamente, la Agenda 2030 implicaría un sofisticadísimo mecanismo de control de los recursos, cosificación de las voluntades y eugenesia global para acelerar el plan de reducción de población, diseñado por la plutocracia mundial, y en el último lustro radicalizado tras el relativo fiasco de la Agenda 21, de corte medioambiental y a medio hacerse hacia 2015. El de la Agenda 2030 es un programa difuso que sostiene su dialéctica sobre procesos enrevesados que a su vez sustentan unas estructuras de poder legitimadoras, totalitarias aunque indoloras. El medio para alcanzar tal fin pende de las reacciones de una masa enorme de cobayas humanas hasta hoy muy dóciles, no lo olvidemos, que son el objeto del experimento, y que aparecen dispuestas en los diferentes espacios de confinamiento (llámense “Estados Unidas”, “España”, etc.) en el plan de sumisión al Nuevo Orden. Los nuevos pasaportes de vacunación son, en este sentido, otro triunfo más hacia la esclavitud planetaria.
¿Qué organismos, instituciones y corporaciones han diseñado o promueven la Agenda 2030?
Todos los organismos que la promueven, sean públicos, discretos o secretos, representan por mero descarte lógico a quienes trabajan para los intereses de la Alta Finanza, del arco que puede ir de la inefable Fundación Gates al Gobierno de España (recomendamos visitar las páginas web de estos entes, con su promoción machacona y obsesiva de la Agenda…): son diferentes perros, claro, pero con los mismos collares, y aquí el collar es el famoso pin de la Agenda de marras: en el logo está la clave, pues obviamente ya no se ocultan ni tienen necesidad del “secreto” para decirnos abiertamente a la cara en qué contubernio conspiran (contra el género humano).
En el desarrollo del Nuevo Orden Mundial, ¿qué papel ocupa la Agenda 2030?
Tal y como he explicado en otras entrevistas, se trata de un burdo pretexto acelerador, tal cual, sin una metodología definida a la postre, ya que son tantas las posibles variables para llevar a término los objetivos finales, que lo aleatorio e incluso estocástico de sus procesos y simulaciones, va parejo a su misma indefinición programática que difunden. Esta idea es el eje vehicular de nuestro libro: aclarar el contenido de los subtextos de la 2030. Pero, ¿qué son los subtextos? Haríamos bien en referirnos a ellos como el abanico de ideas fijas que la Sinarquía va reforzando a través de cada una de sus jugadas estratégicas, como bien puede ser el final de la propiedad privada, las medidas eugenésicas que están avanzando increíblemente, liberticidas leyes de eutanasia a la vuelta de la esquina, un abortismo masivo y consensuado indispensable para acelerar el despoblamiento global, y por encima de todo una nueva religión ecologista planetaria. De esta eco-religión del desarrollo sostenible, abiertamente anticristiana, podemos afirmar con rotundidad que está siendo promocionada por un vocero del marxismo cultural tan potente como es el seudopapa Francisco.
¿Por qué ha hecho Pedro Sánchez y su ejecutivo social-comunista de la Agenda 2030 una de sus principales banderas?
Es obvio: nuestros politicastros son sórdidos peones del Gran Capital, y como tales deben cumplir a piñón fijo los mandatos que les vienen dictados desde arriba.
Resulta curioso que siendo la Agenda 2030 un programa de absoluta transformación social, económica, cultural e ideológica no se haya sometido a voto o referéndum alguno en ningún país…
Así es, y sobre este hecho flagrante se funda nuestra denuncia a través de este libro que está causando sorpresa entre muchos de sus lectores, desconocedores hasta ayer de esta trama que hemos dado en llamar “las trampas de la nueva normalidad”. Lo más perturbador de todo esto es reflexionar sobre las consecuencias a medio y largo plazo de este plan alevoso. La transformación social está prácticamente terminada: no más falta, en una sociedad tan masonizada como la española, acatar la contra-teología final (asunto que ya abordé en un reciente libro mío titulado Satanocracia).
Los objetivos de desarrollo sostenibles propuestos en la Agenda 2030, ¿presentan algún elemento positivo para nuestro país o son abiertamente perjudiciales?
Más que perjudiciales, son suicidas. Su meta final, implícita en el subtexto de la Agenda, conlleva que, de aquí a unas pocas décadas, desaparezcamos como Estado nación: paradójicamente, la balcanización de la España está a la vuelta de la esquina, y empezará con el establecimiento de la república de Cataluña. Los terribles sucesos de los últimos días ratifican mi tesis. Es un hecho que los enemigos internos y externos se la tienen jurada a España, y no van a ceder un ápice por llevar a término nuestra destrucción por medio de un desgajamiento en cierto sentido contrario al gobierno mundial, pero necesario para liquidar un bastión histórico-cultural de primer orden: España. No quiero obviar tampoco que estamos al borde de un cataclismo demográfico del que la gente nada sabe: la agencia de inteligencia Deagel.com habla de una reducción de hasta el 44 % de la población española, de aquí a 2025. La clave está en la eugenesia industrial, y el dispositivo Covid-19 ha permitido un clarísimo paso adelante en la difusión masiva de terapias génicas disfrazadas de vacunas. Iremos viendo.
¿Hay marcha atrás en la imposición de la Agenda 2030?
En el caso de España, lamento decirle que no lo creo. Por obra y gracia del Régimen del 78, somos la cloaca de Europa y la vergüenza del mundo civilizado. ¿Podemos caer todavía más bajo? Me cuesta trabajo imaginarlo, pero visto lo visto, seguro que sí… Mientras la castuza política nos siga humillando con sus medidas liberticidas, expolio fiscal perpetuo y tomadura de pelo mediática, lo tenemos crudo. Claro que a los españoles de hoy quizá les importa un pimiento cuanto hagan con sus vidas: ¡la programación mental es increíble!
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Redacción