El Fantasma de don Agustín reflexiona sobre la huída del presidente Pedro Sánchez hacia 2050 y sobre los divertidos tejemanejes de concejales y eventuales ante la previsible salida de ELLA
Puede parecer una broma pesada, pero no lo es.
Cuando en las casas, en las familias, en los negocios, no se sabe a ciencia cierta que va a pasar mañana, desde Moncloa ya están pensando en cómo va a ser el año 2050.
No saben o no quieren afrontar los problemas de hoy, pero se sienten con capacidad para hacer predicciones y planes para dentro de treinta años.
¡Cuán largo me lo fiais Sr. Sánchez!
Sin duda, toda una huida hacia adelante.
Hasta hace poco, las agendas eran para el 2030, ahora ya van por la mitad de este siglo. Seguramente, dentro de poco, si los problemas actuales no logran solucionarse, el horizonte del estudio será el año 2100.
Me asalta una duda sobre si el actual inquilino de la Moncloa se ve a sí mismo disfrutando de la estancia en dicho palacio para entonces.
Y es que, los políticos no acaban de hacerse a la idea de que ocupan transitoriamente los cargos. De que son simples aves de paso. De que detentan el poder únicamente porque se lo han dado los ciudadanos, pero como estamos en democracia, eso al menos creo, también se lo pueden quitar.
Pero sucede habitualmente que, no han hecho más llegar a los puestos y se acostumbran rápidamente a ellos. Olvidan quienes son realmente y confunden su persona con el cargo. Sin él, definitivamente, no son nada. Por eso, les cuesta tanto dejarlo y se pegan a él cual verdaderas lapas.
A veces, cuando la realidad se empeña en mostrarles que la cosa puede estar por finalizar, y como no saben hacer otra cosa, enredan, pelean, suplican y hasta mendigan otro “puestecito” con tal de seguir viviendo de la cosa pública. El caso es seguir en lo mismo, aunque de otra forma.
Y en todos lados cuecen habas.
Aquí en esta villa, parece que los tambores suenan a qué, dentro de dos años, la actual inquilina de esta “Casa” no será la candidata del Partido Popular, aunque yo ya no me fío de nada ni de nadie. Pero pudiera ser que fuese verdad.
Y por si fuese cierto, o cuanto menos probable, la afectada ya habrá dado inicio al largo y duro trabajo de buscarse una digna y bien considera salida. Ya se sabe que las cosas hay que prepararlas con tiempo y con plena dedicación. Ningún esfuerzo es baldío. Y en eso de trabajar entre bambalinas, recorrer pasillos y frecuentar despachos ha venido demostrando mucho oficio en estos años.
La experiencia no deja de ser un grado. Y no hay que dejar de tocar ninguna tecla.
Es cuestión de ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
En situaciones de cambio, esta “Casa” se vuelve de lo más entretenida. Siempre resulta “enternecedor” contemplar las maniobras de los concejales y cargos de confianza para situarse en el bando que tiene mayor futuro.
En algunos casos parece como si alguien hubiese gritado:
¡Sálvese el que pueda!
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”