Quislant se burla de los representantes de los vecinos de La Cabaña y estos la denuncian a la Policía Nacional por poner en grave peligro la salud de sus convecinos en la olvidada colonia
Hace unas semanas, lo contamos en El Correo de Pozuelo. Un lector alucinado nos relataba el cachondeo que había en el límite entre Pozuelo de Alarcón (Montegancedo) y Boadilla del Monte (Montepríncipe).
Al parecer, los visitantes y enfermos del Hospital Monteprincípe (el aparcamiento es muy caro) aparcan sus coches en Montegancedo (zona confinada de Pozuelo) y se pasan a Boadilla (zona no confinada) para luego volver a por los coches al confinamiento de Pozuelo sin que nadie les moleste.
El caso es que aquello empieza a ser un aquelarre de virus con todo el peligro que lleva consigo y con todo el mamoneo que conlleva la violación de las normas. Algo inenarrable…
Pero esa situación ha empeorado con la burla de la alcaldesa Quislant a los representantes de la Asociación de Vecinos de La Cabaña que se han interesado por el grave problema.
Y es que ya la violación de las normas se produce no solo diariamente sino innumerables veces. La gente entra en la zona confinada, aparca, luego pulula por la zona del aparcamiento para ir al hospital andando y luego a la vuelta pues vuelve a violar otra vez el confinamiento.
Por supuesto, por allí no hay nunca una patrulla de la policía municipal de Pozuelo que lo impida…
Para atajar el problema, el martes pasado algunos miembros de la Asociación de Vecinos La Cabaña se dirigieron al Ayuntamiento a denunciar el problema ya que lo consideran un peligro para la salud y una falta total de responsabilidad cívica…
Lógicamente, el tema es de orden público y de sanidad… Y, curiosamente, después de la última remodelación del Gobierno, ambas responsabilidades caen directamente en Pablo Gil (73.000), al ser Teniente de Alcalde del Área de Gobierno de los Servicios al Ciudadano, en donde están integradas ambas delegaciones.
Pero ¿con quién se reunieron los miembros de la Asociación de Vecinos de La Cabaña?
¿A quien mandó la alcaldesa Quislant que los recibiera?
A Pablo Gil, no. Ni de coña. Se reunieron con el inútil de Luis Magide, concejal de Economía e Innovación (68.000).
Magide no tenía nada que ver con el problema pero es el amigo de la alcaldesa y el tonto útil del Gobierno que sirve para todo. Incluso, para creerse interlocutor con las Urbanizaciones. Qué más le da. Un claro problema de orden público y sanitario se lo encargan al concejal más ineficaz.
Era una falta de respeto de aurora boreal, una burla a los vecinos de La Cabaña pero en Pozuelo esas faltas de respeto son habituales. La alcaldesa ya está a otra cosa.
Lógicamente, no hubo respuestas. Magide solo es el bla, bla, bla propio de un concejal impropio y tombolero.
Como no les hicieron mucho caso, los representantes de la Asociación presentaron un escrito (por Registro General) a la alcaldesa Quislant pidiéndole que mandase llevar a cabo algún tipo de control en la zona.
Ni puñetero caso. Insisto, la alcaldesa ya está a otras cosas importantes y los vecinos se la traen al pairo.
Como no les contestaron en algo tan importante y urgente, la Asociación presentó una denuncia en la comisaría de Policía Nacional de Pozuelo sobre los graves hechos que se están produciendo.
A día de hoy, aquello es la ciudad sin ley. No hay ni un solo control policial. Y sería muy sencillo. Simplemente bastaría con controlar la valla de acceso desde el aparcamiento de Montegancedo hacia Boadilla y los accesos por un par de calles que dan a la M-513.
En Navacerrada, por ejemplo, hay controles policiales para confirmar que los visitantes a la zona no procedan de áreas confinadas…
En Pozuelo, en cambio, tratándose de un grave atentado contra la salud y el orden público no se hace nada. Independientemente de que el aparcamiento de Montegancedo sea ese problema que el Gobierno de Pozuelo no quiere solucionar.
Un escandalazo en definitiva. Otro más de una alcaldesa desahuciada para la política seria.
El Capitán Possuelo