Continúa el baile de los políticos traidores de Pozuelo: Hoy sigue el turno, en este Top Ten, pero esta vez sin revelar el nombre del traidor pero sí de la traición y sus consecuencias

“Amo la traición, pero odio al traidor”, decía Julio César.
Mi notita semanal en El Correo de Pozuelo sobre los traidores político-pozueleros no puede tener mejor reflexión que aquella a la que nos puede invitar las palabras del político y militar romano.
Luis me ayudó a enfocar esta semana mi notita.
Tenía que hablar de un nuevo traidor político de la Villa, pero esta vez no puedo revelar su nombre. Y mi marido me preguntó. “Sira, ¿te cae bien?” y yo le respondí, “Ni de broma” y entonces Luis sonrió y me soltó esta cita de Julio César. Y hoy la tomo prestada en mi notita semanal.
Yo no amo la traición como reza la cita, ni la amo, ni la quiero fomentar, ni me siento a gusto con ella pero está claro que en mi pueblo se ama la traición, sobre todo la que existe entre los políticos y aquellos que viven a costa de partidos políticos. Y todos, sin exclusión, hablan pestes sobre quienes consideran traidores, sin mirarse ellos mismos al espejo y preguntarse, acaso, si ellos son parte de la traición.
No hay diferencias entre unos traidores y otros, aunque algunos justifiquen la traición de algunos por un bien mayor. Aquí, desde mi taller, y recopilando los datos que tengo, el bien mayor está claro que es Susana Pérez Quislant. Y no pongo en duda que el bien sea tan grande porque desvelando todo lo que esta señora hace y deshace, algún día Pozuelo podrá perderla de vista. Sin manipular, sin mentir y sin calumniar a nadie. Solo y simplemente contando la verdad, su verdad.
Pero de ahí a justificar que la confianza que ELLA tiene en algunas personas hacen a esas personas merecedoras de información y que esas personas se dediquen a “contar todo-todo”, no deja de ser una traición por muy valiosa y jugosa que sea la información sobre Quislant.
Sin embargo me he comprometido a callar y silenciar quién es el séptimo traidor/a de este top ten pozuelero. Pero no por ello voy a dejar de escribir sobre ti, traidorzuelo/a, aunque te proteja la confidencialidad. Así que, haya paz en La Casa, hoy no diré el nombre, solo la traición.
Muchas veces desde mi pequeño taller releo páginas de la Revista Municipal y ver tantas fotos de ELLA siempre me ha generado una duda razonable. Esa sonrisa FALSA que recorre públicamente entre fotos y actos, ¿cómo es posible que se transforme en un rugido tan solo cruzando la puerta del pasillo del infierno?
Porque ELLA sigue haciendo la vida imposible a todo aquél que quiere trabajar, que quiere vivir en paz y quiere estar tranquilo. La “maquinación” y la mentira es un constante en nuestra Alcaldesa, pero, ahora lo sé, Quislant anda muy-muy nerviosa por asuntos que podrían ponerla en jaque pronto.
¿María Casillas está en peligro?
Me recuerdan la relación de María Casillas con la agrupación pepero- pozuelera, es decir, ninguna. Y me recuerdan que lo único que María Casillas puede presumir es de haber sido la camarera (hija de) de Casa Tere donde la flamante Susana García Cereceda acudía con su padre todos los días a comer.
¿Qué relación hay entre la señora García Cereceda y la señora Pérez Quislant?
¿Qué relación hay entre ellas y un viaje a París con otros compañeros de viaje?
¿Qué relación hay entre los carísimos pisos de Casablanca y la paralización de otras viviendas en Montegancedo?
¿Conoce la señora Quislant la vivienda en la Finca de la señora García Cereceda?
Yo lanzo preguntas al aire porque mi capi me dice que nosotros no investigamos, nosotros informamos. Que el control político debería hacerlo la inexistente oposición política y el control legal los funcionarios y los jueces o fiscales. Y hoy no quiero hablar del viaje o los viajes a República Dominicana. No.
Hoy solo quiero decir que a María Casillas (amiga de Susana García Cereceda) le quedan dos telediarios.
Ya sabemos que ELLA, Quislant, nunca sabía nada, nunca se entera de nada y si María Casillas fue fichada, será capaz de echar la culpa hasta a quien considera su mano derecha, Eduardo Oria.
Si no, al tiempo.
Sira Q.