Pozuelo de Alarcón a las puertas del infierno: La esperanza de una Villa mejor no da, lo que la competencia municipal no tiene, mientras los nubarrones nacionales nos acechan a todos

En cada ocasión que recordamos esperanza, como bastión de lo último que se pierde, es que nos hemos allegado al abismo y la solución es ajena al propósito inicial.
En esta Expaña nuestra que fenece, por momentos, el primer aviso lo tuvimos en los dos últimos años del gobierno Aznar, bodorrio, Irak y libreta azul, incluidos.
Los ocho año del contador de nubes, Zapatero, hoy socio de la tripla: Maduro-Morales-Ortega y nieto del que estaba a las órdenes de Franco en la insurrección republicana del 34 (las vueltas que da la vida) que se pasó ocho años negando la crisis y viendo brotes verdes…, nos legó a Rajoy, el hombre que caminaba con el Marca debajo del brazo y única persona en el mundo capaz de dejar un bolso en su puesto de trabajo, para celebrar que lo echaban antes que elegir sustituta…
Y cuando parecía imposible superar a Mariano, llegó CumSánchez y mandó a deshilachar Expaña, trayendo de la mano un dizque gobierno: popucomuniindepen, eso sí, siempre anti-expañol, que nos finiquitará como descendientes de Iberia y, si no, al tiempo.
También había esperanza en nuestro Pozuelo de cada día, previo a las municipales; el crecimiento de C’s, la irrupción de Vox, la experiencia del Psoe y, por qué no, la ilusión y las ganas de los Vecinos de Tono Rueda, parecían propiciar un cambio municipal que llevaría al PP y a Susana al rincón de pensar y propiciaría un paso delante de nuestra villa.
Y los votos ciudadanos arroparon la oportunidad esperada, la esperanza se había convertido en fe y la fe en mayoría sumando los tres partidos nacionales opositores al PP en nuestra villa.
Parecía que, por una vez, la recordada frase transmutaría en realidad, ofreciendo la ocasión del cambio en Pozuelo y la posibilidad de enmendar, con el mismo, tantas legislaturas peperas sin mejoras en nuestra ciudad.
Pero, poco dura la alegría en la casa del pobre y haciendo de la necesidad virtud, sobre el aserto, Quislant propició un acuerdo remunerativo para los concejales entrantes que los transmutó en leales y devotos, consiguiendo de un solo tiro convertir la esperanza verde de Vox en un hermanamiento con los azules y anulando a C’S con su “invisible” Damián, en un ornamento lúdico-estético cuando no haya que madrugar.
No quedaron exentos, los socialistas pozueleños, de este “apaño» económico-anulativo-municipal, tomando las dádivas ofrecidas del PP a pesar de los desplantes diarios que reciben en los plenos. Llevando así, Bascuñana, en el pecado económico admitido, la penitencia de sus rechazos a las propuestas que demanden en los plenos municipales, aunque estos golpes, como casi siempre, son en los costados de los sufridos vecinos de Pozuelo.
Y así transita Pozuelo, mientras los nubarrones nacionales nos acechan a todos, entre la desidia continuada de nuestros gestores municipales, preocupados por quién iba a ser paje o rey en la Cabalgata y la nula capacidad de hacer crecer el municipio y solventar los problemas de movilidad, seguridad ciudadana, viviendas sociales, apoyo al comercio local y a los Barrios históricos, ayudas a las familias con recursos precarios…
Solo faltaría ahora que, Portugal, tan de moda para invertir, se llevase los capitales de los de La Finca y se nos cayese el liderazgo de la Renta per capita, medalla que se pone nuestra alcaldesa, a pesar de hacer hasta lo imposible para perderla a fuerza de no hacer.
Finalmente, nuestra esperanza nos la recordó Dante, aunque en aquel momento, nadie pudiese imaginar que el averno referido tenía relación con nuestra villa y con las legislaturas de Quislant: “Perded toda esperanza”.
¡Ay Pozuelo, tan lejos de Dios y tan cerca del infierno!
A. Aleixandre