Consideraciones en torno a Susana P. Quislant y sus relaciones con la concejala Victoria Wharrier. Al parecer, ya han partido peras y no se aguantan. Se avecinan tiempos revueltos
Mi prima Paqui anda desesperada por el devenir de nuestro querido país. Igual que mi querido Luis. Y yo, cose que te cose. Cierro los ojos y solo veo a mi querido pueblo en manos de una mujer que bien podría denominarse Cruella De Vil. Mi querido Pozuelo en manos de una mujer poco amiga de la libertad, de la generosidad, de la empatía, del equilibrio, de admitir sus propias limitación… Una mujer desconfiada, gritona, mal hablada, desleal a todos y, sobre todo y ante todo, tóxica.
Si, con todas las letras: Tóxica.
Susana Pérez Quislant es de esas personas que gusta que los demás, los que la rodean, estén mal. Se encuentren mal. Sufran. Le tengan miedo. Tiemblen.
Es pura y simple toxina política.
Y ahí la tenemos, cual Alcaldesa aclamada popularmente entre la masa del pueblo. Y va de víctima. Esto es para que una se pinche (con la aguja de coser) y no le salga ni gotita de sangre.
La semana pasada hablé con una amiga, sobre los ex concejales de Pozuelo. Y, sorpresa, todos, menos Bea Pérez Abraham, están felices. Están encantados. Cada uno en puestos de reconocido prestigio, alejados todos ellos de la señora alcaldesa de Pozuelo. Que no pozuelera.
Y digo yo: ¿El PP no se plantea abrir una investigación para saber qué pasa y ha pasado en este Ayuntamiento?
Ahora que se escribe tanto y se habla tanto de la libertad, del trato educado, respetuoso, de la moderación… ¿Cómo es posible que nadie en el partido de Pablo Casado haya abierto una investigación para saber qué pasa con Susana P Quislant en Pozuelo?
Claro que esa investigación también debe pasar por saber por qué otros callan ante actuaciones tan reprochables y han sido encubridores de ellas.
Ay, pobre pueblo mío… Porque, señores del PP, luego todo se sabe.
¿Os acordáis de la pija de Victoria Wharrier?
Si. Esa. Concejala de Cultura. La misma que tiene un pasado político-rosa demasiado excitante para que podamos transcribirlo en este medio local.
Me cuentan que se ha teñido de morena o castaña. Aunque a mí me da igual que sea rubia, morena, castaña o pelirroja. El quid de la cuestión es que traicionó a más de una amiga. Esa señora a la que Manolo llama Guarrier y que con la ayuda de su ex marido, ahora Concejal del Ayuntamiento de Madrid, vino de un crecido subido, ahora anda de capa caída. Llorando por los rincones. Maldiciendo (dicen) estar en Pozuelo.
Me cuentan, aunque yo no me lo creo porque es una mujer educada, que no sale de su boca ni una palabra amable para Quislant. Pero que aún conserva la capacidad de “sonreír” de oreja a oreja porque los casi 3.500€ que se lleva todos los meses le vienen de “lujo”. A ella le gusta vivir bien… Y le da lo mismo si en esta ocasión es acosta de los pozueleros.
Me dicen que casi se ha gastado ya la paga extra de otros 3.500€ de diciembre. Pero esto tampoco me lo creo… Es la concejala de Cultura…
Y ahí está: Calladita. Llorando. Evitando encontrarse con Quislant. Escondida y algo “vaguita”. Tampoco me lo creo. No hay más que preguntar en Majadahonda… ¿Por qué te viniste de Majadahonda, Vicky?
El otro día le dije a mi prima que estaba preocupada por nuestro país. Que si. Que Sánchez es lo peor. Y que Iglesias también. Pero que me preocupa el nivel de la política porque si algunos tildan de traidores de España a esos dos, qué nos puede sorprender en Pozuelo…
La traición campa a sus anchas en el Ayuntamiento de Pozuelo. Muchos políticos no tienen valores. Son desleales con los suyos. Solo por la pasta. Sólo por el interés. Y así les mantienen. Personas amorales, sin principios.
Venga, que me he venido arriba: ¿Qué tal Capi si hacemos el top ten de traidores de Pozuelo?
(Seguro que acepta)
¡Tobby!
Mi perro ha empezado a ladrar. Creo que le gusta la propuesta. Y a mí, mucho más. Voy a empezar ya mi notita de la semana que viene. ¡Qué emoción!
Sira Q.