Unos 15 cuidadores ya están de baja: Semana de violencia en el centro de MENAS de Hortaleza con palizas y apuñalamientos

La violencia ha vuelto a estar presente entre las cuatro paredes del centro de Primera Acogida para menores (MENAS) de Hortaleza. «Ha sido una semana tranquila», ironiza un educador de baja tras resultar agredido por uno de los menores extranjeros no acompañado.
En esta Semana Santa se puede hablar de más agresiones a vigilantes, educadores, un mena reducido por la policía y un detenido además de varias peleas entre ellos por una acusación de robo de 50 euros que pudo ser controlada por la intervención de una mediadora. «Una semana de penitencia», declara otra educadora que dice que ha hecho falta la presencia de la Policía en el centro prácticamente todos los días de la semana.
No obstante, el incidente más grave fue el apuñalamiento el pasado miércoles de un menor a otro en el parque situado junto al recinto. Al parecer, el motivo resultó ser por un tema relacionado con el trapicheo. La víctima, de nacionalidad marroquí y nacido en 2002, tuvo que ser atendida por un indicativo del SUMMA quien le trasladó posteriormente al Hospital Ramón y Cajal con pronóstico reservado.
El agresor, también marroquí y nacido en 2001, fue localizado en el lugar y detenido en el acto. Aunque se realizaron varias batidas por las proximidades para encontrar el arma utilizada, fue imposible dar con ella aunque se cree que es una navaja tipo mariposa. El autor ya pasó a disposición de la Fiscalía de Menores.
«El problema es que los menas que llegan ahora son chavales de la calle, con muchas adicciones», comenta Alfredo, un educador que fue agredido por uno de estos menores y que se encuentra de baja con el tabique roto.
No es el único que no puede ejercer su labor en este centro. Dicen fuentes del personal que hay unas15 personas de baja en la residencia de Hortaleza por diversas causas aunque las más comunes son las agresiones o los problemas de ansiedad por las amenazas que sufren a diario. «El viernes, no sé cómo explicarlo, pero es la primera vez que puedo decir que hubo cierta sensación de miedo», revela una de las educadoras del centro.
Aunque algunos de los trabajadores sociales del centro mantienen que sigue existiendo «cierto respeto» por su trabajo, también aseguran que recibir amenazas o insultos es «lo normal» pero que ellos no se lo toman como «algo malo». «Muchos llegan a Madrid pensando que va a ser la solución a sus vidas y cuando ven que no es así se decepcionan», explica la misma trabajadora.
No se trata sólo de la personalidad de los jóvenes, también es un problema de recursos según denuncian los trabajadores. «Hay una escalada de violencia que no hay quien la pare», explica un tercer trabajador. Parte de la plantilla explica que desde gerencia les dicen que «si hicieran su trabajo, la situación mejoraría». «Nos gustaría hacerlo pero no podemos», responde este trabajador que asegura que se viven situaciones tan anómalas como que agresores y agredidos sigan estando entre las mismas cuatro paredes.