Así son los dogos de Burdeos, los perros que han atacado y matado a dos mujeres en Madrid y que nadie se explica porque carecen de agresividad

Los dogos de Burdeos, raza a la que pertenecen los dos perros que han atacado a una madre y su hija en la localidad madrileña de Colmenar de Oreja, no estás catalogados de forma explícita como Perro Potencialmente Peligroso (PPP) en la normativa estatal. Sin embargo, en algunas Comunidades autónomas como Cataluña, Comunidad Valencia y Galicia, es obligatorio conseguir una licencia para tenerlo por sus características físicas.
El dogo de Burdeos o dogo francés es un perro musculoso, de cuerpo compacto y voluminoso, una mordida potente y un peso que, en el caso de los machos, puede superar los 50 kilos.
Pese a su aspecto fiero, esta raza se caracteriza por tener un carácter tranquilo, equilibrado y sensible, que muestra predilección por los niños y se siente muy apegado a sus amos. Según Royal Canin, especialistas en alimentación para mascotas, detesta la soledad aunque es poco sociable con sus congéneres.
Esta raza se utiliza, además de como perro de compañía, como guardián y defensa, ya que es muy valiente y decidido pero carente de agresividad.
Es una de las razas más antiguas del mundo con varias hipótesis sobre su origen. La más aceptada es la que le emparenta con el Dogo del Tíbet que llegó a Europa hacia el año 480 a. C.. Luego se hizo popular entre los pueblos celtas que los usaron para la lucha y la guarda.
Hay otros especialistas que consideran al dogo de Burdeos es una de las razas más antiguas de Francia, ya que proviene del cruce de los perros de los alanos con otros canes europeos como el dogo alemán, el español y el bulldog.
El resultado de esos cruces es un animal fuerte, potente y atlético, de pelo corto y liso, con una cabeza ancha y hocico arrugado, al que hay que educar con autoridad y cariño porque tiende a ser tozudo.
Durante la Edad Media se empleó como perro de guardia, combate y caza. Se le conocía como «perro de carnicero», porque vigilaba las tiendas de alimentación» y como «perro turco», debido a sus ancestros asiáticos.
En el siglo XIX esta raza cayó casi en el olvido aunque en algunas regiones siguió utilizándose en las grandes fincas para el cuidado de animales y propiedades. Su vuelta a las grandes ciudades se produjo a finales de los años 80 del siglo pasado gracias a la película «Socios y sabuesos», en la que Tom Hanks se ve obligado a asociarse con «Hooch», un dogo francés que ha presenciado un asesinato..
Desde entonces, su uso ha sido principalmente como guardián y animal de compañía, aunque requieren espacio para poder hacer ejercicio.