Cuarto análisis, entre jurídico y político, de la sentencia del Caso Gürtel en lo que concierne a Pozuelo y Jesús Sepúlveda. Hoy, la organización del PARJAP y la Oficina de Atención al Ciudadano

Queda mucho que contar. Y creo que tenemos derecho a conocer todas las versiones y así hacerse idea del escenario real.
El Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón nunca ha sido una administración corrupta. Ni el Partido Popular tampoco. Y no voy a avergonzarme de unos hechos que no son reales. Me avergüenzo de que no se haya optado por conocer la verdad, después de 9 años. De eso si me avergüenzo. Y también de la cantidad de dinero público que se han gastado en algo que aún no sabremos si habrá servido de algo o no.
Me avergüenza también que los políticos “en caliente” digan lo que dicen, sin pensarlo. Por el aplauso fácil. Por quedar bien. Que de esos quedan alguno aún en mi partido.
Me avergüenza que alguien tilde de “justa” una sentencia que hace juicios impropios de valoración de los magistrados sobre el ex Presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy. Más cuando no se le ha abierto ninguna diligencia por falso testimonio. No era el Presidente del PP en esos años. Y poco o nada podía aportar a la causa.
¿Es justa una sentencia así? NO, amigos.
Tampoco es justa una sentencia que no pretende saber la verdad y tampoco lo es aquella que selecciona los argumentos que justifican el fallo, la condena. Que quieren por mayoría y porque son del PP algunos de los acusados.
No tengo ninguna duda de lo que digo. Y si estoy equivocada, es mi opinión. Pero, como siempre, intentaré justificar mis palabras. Y luego, que cada uno juzgue o valore.
Mirad, hay otro contrato que se describe en la sentencia. La OAC. La Oficina de Atención al Ciudadano. Y luego la organización del PARJAP en Pozuelo de Alarcón.
Sobre el PARJAP poco o nada tengo que decir porque jamás he sido responsable del área de Medio Ambiente. Sin embargo, quiero traer a reflexionar en mi Rincón lo más grave de la actuación del Ayuntamiento en relación a este asunto:
Que una empresa privada se presentara y luego fuera una de Correa la que ejecutara el contrato.
No llega a 3.000€ el perjuicio a las arcas municipales, según la sentencia. Sin embargo, es increíble que justifiquen la urgencia de su aprobación. Y que no busquen argumentos para justificar que no hubo más licitadores. ¿Qué culpa tienen los políticos? ¿Pueden demostrar que se prohibió a otras empresas concursar?
Pero, no solo eso, si no que la empresa que se presentó tenía la clasificación exigida por Ley de Contratos. Y, por lo que se deduce, el resto no. Por eso tuvieron que usar esta fórmula. La subcontratación. Que está regulada también en la Ley de Contratos.
A mí esta forma de contratación no me gusta. Lo reconozco. Pero sería positivo conocer cuántos contratos son firmados por una empresa y luego la ejecución del contrato la lleva a cabo otra. Sería positivo, interesante y esclarecedor.
Pero, claro. No interesa.
Así que nos quedamos con el tema de contratación y el mejunje de argumentos que esgrimen los magistrados para apoyar que Sepúlveda era el dueño y señor de toda la contratación en Pozuelo, lo cual es radicalmente FALSO.
Y ya iré más adelante en quienes se apoyan y cómo, tanto la Fiscalía como los Magistrados para afirmar y sentenciar lo que han fallado.
Yo os cuento lo que sucedió y vosotros, valorad.
Jesús Sepúlveda llegó al Ayuntamiento de Pozuelo y delegó entre todos los concejales las competencias que Roberto Fernández consideró que tenía que delegar. Y esa es la verdad más absoluta de toda esta historia.
El Sr. Roberto Fernández, del que ya he dicho lo que pienso, se dedicó a convencer a Sepúlveda que él era la persona más idónea para llevar todas las delegaciones, así como contratación. Era un personaje influyente. Que nos engañó a muchos. Creó su propia Guarda de Corps en el Ayuntamiento. Y algunos, increíblemente, se mantienen.
Contrató a Julio Castelao como consejero para que redactase los decretos de delegaciones y esta situación fue bastante tensa porque tuve que cambiar cosas que el mismo Roberto se había asignado asimismo. Y, si, Sepúlveda cometió un error. Confiar en él. Tardó muy poco en darse cuenta. Pero confió en este personaje.
Jesús podrá tener todos los defectos del mundo. Pero desde la Alcaldía jamás organizó ni coordinó ni ordenó contratación alguna. Y así lo afirmamos, testigo a testigo, en el Juicio, ante la Fiscalía y los magistrados. Muchísimos testigos que, por supuesto, no hemos sido tenidos en cuenta. Los magistrados se “cepillan” nuestros testimonios dando a entender que Jesús nos influía a todos de tal manera que hacíamos lo que él quería sin que supiéramos que estábamos siendo manipulados.
Vamos. Que el cociente intelectual de Sepúlveda es el de un superdotado. Con una inteligencia maquiavélica que hasta los funcionarios que él ha cesado, respondían a unas órdenes e instrucciones “telepáticamente”.
Es absolutamente dantesco conocer la verdad y leer la sentencia. Triste e inaudito.
La mezcla de argumentos. La mezcla de conceptos técnicos. Contrato menor. Contrato mayor. Hace al lector que se confunda. Y eso no es propio de la justicia. Al menos, eso no debería ser así.
En primer lugar. Los contratos menores permitían la adjudicación directa de obras y servicios o suministros hasta una cantidad determinada. Directa quiere decir, sin ningún tipo de concurso, sin criterios de valoración. Y eso era legal. En Pozuelo, Tarifa o en Valencia.
En esa situación, en cuestiones pequeñas que solían estar vinculadas con la comunicación (organización de eventos, que parece que los magistrados me regañan por dar esta explicación cuando era fácil, leerse los decretos de delegaciones y saber qué correspondía a Alcaldía). En esos supuestos, si que podía contratar libremente a quien quisiera. Y, aún así, siempre le oí decir que se pidieran más presupuestos.
Sobre el tema de la OAC. Como en muchísimos otros proyectos, el Alcalde recibió una propuesta por parte de las empresas de Correa. No quiso ni siquiera estar presente para que le contaran el proyecto. Y nos encargó a varios concejales. Varios. Escuchar el proyecto de externalización de la Oficina de Atención al Ciudadanos. ¿Sabéis quién presidía esa reunión? El “confesor” de la Fiscalía, Roberto Fernández.
La presentación de ese proyecto la hizo Isabel Jordán. Y era la primera vez en mi vida que yo la veía. Pero ella y Roberto ya se conocían.
Supongo que Jesús le dijo lo mismo que a todos, que valorásemos si era bueno o no para Pozuelo. Y de ahí a todo lo que Roberto hizo, media un abismo. Y, por supuesto, nada de lo relatado se corresponde con la realidad.
Descartamos ejecutar el proyecto de Correa y su gente. NO HUBO PROYECTO. No lo veíamos. Era un dineral. Y preferimos optar por nuestros propios recursos.
A Jesús le quitamos un peso de encima. No quería hacerlo. Lo siento por los magistrados. No quería que hicieran nada, salvo montaje de actos porque en eso eran muy buenos.
Pero hete aquí que el señor (por ser educada) Roberto Fernández afirma que dividir los contratos (para que fueran contratos menores) y adjudicarlos directamente a empresas de Correa, fue una decisión de Sepúlveda.
Absolutamente falso. Como todo él. Y no es por defender a Sepúlveda. No, amigos. No me gustaría que entendierais mi posición así. Es que quien manejaba los hilos con Isabel Jordán siempre fue él. Siempre. Y yo lo sé porque las circunstancias hicieron que Isabel y yo nos conociéramos más. Y sé con quién hablaba. Y jamás fue con Sepúlveda.
Y quien quiera creer a Roberto está en su derecho. Pero yo sé que es mentira. Porque es un mentiroso compulsivo. Porque tenía temas con Correa, o al menos eso contaba, en Tarifa. Porque le impresionaba el mundo de la pasta. Porque la necesitaba. Demasiado. Y yo no sabía, por aquél entonces, hasta qué punto. Pero os aseguro que solo tenéis que preguntar en el Ayuntamiento y aledaños. ¿Por qué no lo ha hecho la Fiscalía?….
Y sobre Roberto Fernández, continuaré…
Yolanda Estrada