Operación asfalto 2019 en Pozuelo de Alarcón: 22 obras y un funeral político para esa alcaldesa que nunca ganó nada y podría ser la primera en perderlo todo
Lo único que se mantiene inalterable en el orbe político, aproximándose las citas electorales, son las operaciones asfalto. Se han convertido en la visualización para el ciudadano -al menos esa es la creencia de nuestros insignes dignatarios- del buen hacer público y del uso racional de nuestros impuestos. Ese olor que nos persigue en los días de verano, fundamentalmente, aprovechando el relax vacacional, cuando la obligación del deficiente estado de la calzada impone su puesta a punto, se transforma por obra y gracia del discurso del voto, en un imperativo necesario cualquiera que sea la fecha, para ganar adeptos y trasladar trabajo constatado por el contribuyente, siempre en forma de mejora. Ellos, que tanto critican el automóvil…sin chófer.
Como las expectativas son tristes y los candidatos “dedocráticamente” elegidos irreconocibles, no queda otra que amparándose en el presupuesto y en las necesidades de mejoras, al menos estéticas, en calles, cascos y barrios que tirarse la manta a la cabeza y atacar las que destaquen con la presencia de los miembros del gobierno en forma de inauguraciones y, con la prensa azul, dar traslado visual para que el buen pozuelero de a pie perciba la grandeza de los prohombres municipales, con su capitana al frente de la portada.
Y las obras previstas se llevarán a cabo, más allá de su necesidad y cuando se den por finalizadas, casi nadie recordará el porqué de su existencia. Sin duda es lo de menos, salvo en la necesidad de que las mismas, puedan ser transformadas en votos y el voto en cargo, el cargo en sueldos y dádivas y todo junto convertirse en el sustento familiar y de la clase política, en general, actual.
El tiempo apremia y las elecciones se arriman, todos en capilla mirando a Cristina,
ejecutora y responsable de nuestra desgracia en la villa, cuyo primer tiro, nuestro Consejero-presidente local, ha salido rojiblanco, cosa que no es buena ni mala, salvo que coincidan partido y obligación…, por supuesto, siempre el Metropolitano, que también puedo entender, aunque no comparta, pero claro no lo ven así los vecinos que lo tendrían que votar. Una vez más, tenían a Yolanda, pero ya estaba dentro Almudena y dos hermanos suman más, en un partido donde la familia es devoción, muy por encima de valías y conocimientos Es fácil que ninguno se quede y, si no al tiempo.
Es curioso, una alcaldesa por Asamblea, dizque autoritaria y velando siempre por lo suyo, podría ser la beneficiaria de tanto desaguisado y asistir tras tantas inauguraciones al funeral de la mayoría absoluta, en un feudo en el que entre todos lo mataron y la gaviota se cayó.
Ella que nunca ganó nada, podría ser la primera en perderlo todo. Merecimientos: ninguno, salvo el del ordeno y mando. Tendrá que ser el ciudadano con su voto quién tendrá que decidir. Veremos cómo corre el tiempo, de momento le quedan veintidós obras por visitar que, como anticipo de sus propias exequias políticas, no está nada mal.
A. Nogueiro