La alcaldesa Quislant, con mieditis aguda, le lava la cara al Gobierno de Pozuelo con una mini crisis que intenta contentar a todos, incluidas las poderosas familias peperas. Por si acaso
La crisis de Gobierno que acaba de hacer la alcaldesa Quislant (Quinto Gobierno en poco más de dos años) ha sido como aquella fábula de Esopo. Sí, aquella del parto de los montes. Aquella en la que un monte se puso de parto y empezó a lanzar enormes gemidos de dolor, creando en la tierra una grandísima expectación… Pero, luego, lo que parió fue un ratón.
La alcaldesa llevaba meses pariendo la crisis y llorando a moco tendido su dolor. Había dividido y subdivido al Gobierno, clasificándolos en traidores, ineptos y vagos (dicen que hay grabaciones con peores vocablos) y estaba dispuesta a limpiarlo para ponerse a gobernar de una vez. Ellos eran los culpables de su desatino. Ya no le bastaba con humillar a algunos concejales, ahora quería (abro comillas) hacer sangre (cierro comillas). Quislant llegó a pensar, incluso, en dejar a alguno sin delegaciones y a palo seco. Cobrando solo las convocatorias del Pleno. Creo que 600 euros al mes. Por malos…
Después, como la política es tan cambiante y tras unas azarosas elecciones a la Agrupación pepera de Pozuelo, una serie de conspiraciones que pudieron derivar en una moción de censura, la dimisión del clásico Félix Alba y una llamada de atención de la dirección del PP Regional ante tanto alboroto inútil, la alcaldesa se ha decidido a cambiar las delegaciones de algunos concejales de su Gobierno. De algunos solo. Y hacerlo con tiento. Casi de puntillas y porque no podía esperar más ya que la espera estaba produciendo un escándalo mayor. Pero con más miedo que vergüenza.
Abro paréntesis. Ayer me dijeron que, en el Ayuntamiento, ya había quien llamaba “la Puigdemont de Pozuelo” a la alcaldesa. Cierro paréntesis. Por las dudas y el retraso, supongo. Supongo.
El caso es que ayer hizo la esperada crisis. En los pasillos de la Casa Grande no se hablaba de otra cosa desde bien tempranito. Me cuentan que las quinielas que se hicieron fueron de lo más entretenidas.
¿Y cómo ha sido el ratón que parió el monte Quislant?
Vayamos por partes que diría Jack el Destripador.
Empezaré por la conclusión final. Por cambiar. Ante el miedo a molestar a alguien de Madrid y ante la necesidad que tenía y tiene de recomponer su deteriorada vida política, Susana Pérez Quislant lo único que ha hecho ha sido lavarle la cara al Gobierno de Pozuelo con una mini crisis que intenta contentar a todos, incluidas las poderosas familias peperas de Pozuelo y de fuera. La verdad es que tampoco tenía más cera que la que arde.
No hay que ser muy listo, por tanto, para pensar que la ascensión de Eduardo Oria se debe a que es un pepero de familia pata negra. Poco importa que siga siendo secretario general de la Agrupación de Tetuán, de Madrid, o que viva el Villalba o que se mueva por Pozuelo con GPS… A Pozuelo vino enchufado y, para Susana, ese enchufe es buena fuente en la que abrevar enchufes.
No hay que ser muy listo para pensar que la subida de Carlos Ulecia se debe a la influencia política de su familia en Pozuelo y del grupo de presión al que pertenece. Carlos ha fracasado en Deporte y en Fiestas pero le puede gustar la ecología. O si no le gusta, que le guste. Medio Ambiente le daba mucho trabajo a Oria y es bueno que lo asuma este concejal que tiene mucho tiempo libre.
No hay que ser muy listo para pensar que había que darle algo a Almudena Ruiz Escudero. También de familia de abolengo político pozuelero y, encima, ahora su hermano Enrique es el ‘elegido’. A eso había que engancharse y a la niña (así la llaman en el Ayuntamiento) había que darle algo, más para lucirse que para trabajar. Portavoz adjunta. Será divertido.
Como Paloma Tejero, harta de dar vueltas, ha retornado al redil, Susana decidió premiarla con la presidencia de la Junta de Portavoces. No sabe nada de Pozuelo pero eso también puede ser bueno a la hora de poner firmes a esos portavoces malandrines. Otra forastera al poder.
No hay que ser muy listo para pensar que Diego de Aristegui y Andrés Calvo Sotelo era gente menor que no protestaría si les bajaba de rango. Por cierto, que Isabel Pita se encargue también de RRHH. Tiene buen equipo y es una listilla pero tampoco protestará.
La duda siempre fue Gerardo Sampedro y Pablo Gil, dos traidores de tomo y lomo. Después de pensar que son pozueleros y le pueden montar pollo, optó por dejarlos como estaban.
A Mónica García Molina también la ha dejado de lado. Está enfadada con ella por sus paseos a deshoras por Génova pero no sabe qué enganches tiene en la sede del PP Nacional y Regional. Así que tranquilidad con ella. Más vale un por si acaso que un no pensé.
A Beatriz Pérez Abraham tampoco la ha tocado. Cree que, como el PSOE y Somos Pozuelo sigan achuchando, dimitirá. No era, por lo tanto, necesario hacer nada. Además, también tiene agarres fuertes en Génova o podría tenerlos.
Como no se fía de David Rodríguez, el siguiente de la lista electoral de 2015, presidente de NNGG de Pozuelo y sustituto de Félix Alba, que se encargue de Deportes. Es joven. Y no dirá nada porque pasa de cobrar 47.000 euros al año a 65.000. Vaya tela. No debe extrañar a nadie que en NNGG, como Belén Esteban, ‘maten’ por un puestecito…
Y, finalmente, que Elena Méndez Leite, que se quede donde está… Ella es tan buena… 65.300,30 también… Para que luego digan que la bondad no es rentable…
Y este es el análisis a vuela pluma del Quinto Gobierno Quislant… Se espera que al 7º, descanse… Al menos en Pozuelo… Que llegará…
El Capitán Possuelo