Tras los asesinatos terroristas de Barcelona: Integrar y cohabitar, ahí está la diferencia
Los tristes asesinatos acontecidos en la rambla barcelonesa, han vuelto a poner de manifiesto lo efímero de la vida, máxime cuando el mal existe, aunque tantos “buenistas” e interesados, traten de justificar en razones de todo tipo los porqués del criminal – criminales – atentados, aunque en esta guerra, en la que todos estamos inmersos, y ninguno somos ajenos a la misma; solo hay un objetivo real: matar. Dónde se pueda y a los que se pueda: aniquilar al enemigo en nombre de la recuperación del Al Andalus.
Hay, no podría faltar en nuestra Expaña, una base política, necesaria y responsable que evitó poner dificultades añadidas, en forma de bolardos – por ejemplo -, pero, como ocurre siempre, la bala la pone el asesino y el cadáver el ciudadano ajeno e inocente que pasaba por allí. Y la vida continúa, tan es así que en la manifestación del sábado, ninguna pancarta recordaba a las víctimas, ni tampoco acusaba a los criminales; pero eso sí, el mismo que se reunía y aplaudía a Otegui, portaba pancarta y ubicación preferente para atacar al rey de colaborar con los regímenes árabes…¡cosas veredes, amigo Sancho!, ellos, los amigos de Marruecos…para atraer ciudadanos.
La realidad es que el problema se ataja, más allá de difícil solución religiosa, en la oportunidad de dar el salto de la cohabitación a la integración: el día a día nos demuestra que somos capaces de cohabitar ( habitar juntamente con otras personas ) y así vemos cómo los distintos individuos que conformamos una Comunidad desarrollamos una vida socio – laboral en común, que se fundamenta en no ir más allá de lo estrictamente banal y coloquial; en definitiva cada uno en su casa y, eso sí, Dios o Alá en la de todos. Ahí se acaba la cohabitación.
El paso a la Integración (hacer que alguien pase a formar parte de un todo) sería el de la Arcadia feliz y con cada persona, más allá de su procedencia, creencia, ideología, incluso color todos juntos fusionando los distintos conceptos, incluso los divergentes entre sí, para alcanzar uno que los sintetice ¿se lo imaginan Vds.?
El ejemplo siempre lo esperé de nuestros hacedores públicos, pero una vez visto el ejemplo de Barcelona (¡qué les voy a decir de nuestros “hermanos “ belgas, en donde no se permite, por la noche, el registro domiciliario!) en dónde solo es cierto, a esta hora, la muerte de dieciséis inocentes, vilmente aniquilados, entretejiéndose a su alrededor una continuidad de cabos sueltos, por parte de los que nos deberían salvaguardar de tales atrocidades, que el verdadero milagro es que la masacre se quedase en los indicados y no se hubiese multiplicado por…
Como nos acercamos a los días grandes de Pozuelo de Alarcón, espero que gobierno y oposición, por una vez, sean capaces de aprender de lo acontecido y garanticen a vecinos y visitantes unas fiestas en las que las oportunidades para los enemigos de Occidente, no encuentren fisura y nos permitan disfrutar de la algarabía y el gozo, a pesar del programa fijado. Por una vez dejen de cohabitar e intégrense en buscar soluciones y asegurar el disfrute de sus vecinos, la única razón de su trabajo y quehacer diario, trasladando, al mismo tiempo, un mensaje a estos criminales de nuestro modo de vida, la cual no rehuyen, por cierto: no podréis con nosotros, porque estamos unidos y, aunque la seguridad nunca puede ser garantizada al ciento por ciento, cuántas más dificultades se les pongan, menos oportunidades tendrán de atentar contra nuestras vidas.
A. Nogueiro