Los jugadores de fútbol juegan donde quieren jugar pero los clubes son implacables y los usan como mercancías

Los jugadores de fútbol profesional juegan donde quieren. Nadie les puede detener. Como contrapartida, los clubes los usan como mercancías. Lo demás (besos a los escudos incluidos) son parte del gran negoci.
Vitolo y Morata son los protagonistas de ese culebrón mercantil del verano en el futbol español… por ahora. Y explicaré por qué.
Sin duda, el traspaso más polémico de un futbolista ha sido el del jugador canario que va a jugar en la Unión Deportiva Las Palmas hasta finales de año antes de hacerlo en el Atlético de Madrid que está sancionado por la FIFA.
El Sevilla creía tener atado y bien atado a Vitolo como jugador de su plantilla. El Presidente del Club andaluz Pepe Castro llegó a decir que Vitolo es del Sevilla porque así lo quieren el club y el jugador. Pero el jugador quería jugar en el Atlético porque le pagaba más e irá al Atlético de Madrid. Simeone lo tenía como objetivo prioritario pero si Vitolo no hubiera querido hubiera sido imposible.
El presidente del Sevilla, como se suele decir, vendió la piel del oso antes de cazarlo. Castro y su directiva están realizando una mala gestión como ya se vio en la salida de Mochi de la dirección deportiva y como comentamos en su día. Y ahora, José María del Nido hijo, un poder fáctico del sevillismo, dimite de su cargo como Vicepresidente primero de la Directiva sevillista. Lío importante se avecina.
El otro caso es el de Morata, jugador que quiere salir del Madrid a toda costa. No juega y quiere irse. Cree que ha sido engañado por Mourinho porque, cuando el acuerdo estaba a sólo cinco millones de euros, se vio que el verdadero objetivo del Manchester United era Lukaku.
Ahora surge el Milan como posible destino del jugador si el Madrid baja sus pretensiones económicas y, aunque Zidane le prometió ser titular y que supiera esperar, el jugador cree que merece más y no deja de ser suplente. Se irá. Es así de sencillo. Se ponga el Real Madrid como se ponga.
Pero el culebrón mercantil puede que no acabe aquí… atentos a Neymar porque el jeque del PSG está dispuesto a pagar la cláusula del jugador brasileño y Ney no le hace ascos al cambio de aires.
José Antonio Rosa