Mis cafés apócrifos con gente de Pozuelo: Hoy, con Marisa, la secretaria de PP de Pozuelo, la mujer que lo sabe todo de la Agrupación pepera pero que no quiere saber tanto

Me intrigaba saber qué pasa por la cabeza de esa mujer. “Eterna secretaria de la sede del PP de Pozuelo”. Me intrigaba tanto, que se lo dije a mi prima Paqui. Comimos el sábado. Pasamos por el Camino de las Huertas. Manolo estaba en la Jura de Bandera. “Qué pena, Sira. En otros tiempos, el Ayuntamiento llenaba. Y hoy. ¡Qué pena más grande!”. Pensé que la Feria del Libro alegraría el bulevar de la Avenida de Europa. Pero, ni por esas. El Ayuntamiento ya no tira.
Tras la comida, volvimos a casa. Hacía un día estupendo y yo volví a mis labores…
Eran las doce en punto y ella apareció. Me extrañó su manera de mirar a uno y otro lado. “¿Estará buscando algo?”, pensé. Me pidió la mesa del rincón. La que menos se ve. Una vez más, la Cruz Blanca fue el lugar elegido. Ella intentó cambiar el sitio. Pero yo le dije que era allí, si quería conocerme. Y allí estuvimos las dos. Un largo rato. Ella, inquieta. Yo, expectante.
A veces una se imagina a las personas de otra manera. Pero esta mujer tuvo que ser una gran mujer. Creo que esconde algo que le duele mucho. Creo que la vida puede que no la haya tratado bien. Pero, sin duda, creo que es una superviviente.
Todos la llaman Marisa. Y es la referencia del PP de Pozuelo. Y también es la referencia de la pérdida de ilusión de los afiliados del PP de Pozuelo. Ella intenta enmascarar esa situación echando en cara que El Correo “no ayuda”. Y yo le pregunté, “¿Y cómo tenemos que ayudar?”. Y ella, se calló. El Capi ha invitado al Grupo Municipal del PP a que colabore en El Correo, como lo hacen otros grupos municipales, y no ha querido. Su silencio fue la única respuesta que tuve. Marisa no supo qué decir. Quizás pensaba que yo llevaba razón, pero no me lo dijo.
Así que saltamos a otro tema. El PP de mi pueblo está muerto. Y ella lo sabe. Ella vive en el pueblo. Ella habla con los afiliados. Ella “maneja” junto a Félix a un número importante de afiliados de “toda la vida” a quienes dirigen a su antojo. Marisa me respondió, “Yo no, Sira. No te confundas. Yo no tengo información. Yo sólo recibo instrucciones. No las cuestiono. Cumplo”. “Estoy muy preocupada”, me dijo. Pero yo no digo nada.
Alegó problemas locales del PP. Como el cambio de la ubicación de la sede. Falta de entendimiento entre Paloma Adrados y Susana Pérez Quislant. El pasotismo de Enrique Ruiz Escudero en relación al PP, “a él solo le importan las listas electorales. Lo pasó fatal en 2015. Él y su hermana”. Félix es el único que se preocupa, algo. Esa es su fortaleza frente a quien venga.
¿Pablo Gil? Bueno. Quiso decir que estar pegado a Félix es lo mejor que le ha pasado. Pero sus formas no son las mejores o son manifiestamente mejorables, “Pero no lo digas, Sira”. Pablo siempre ha querido ser el presidente, cree que vale mucho. Muchísimo. Pero es que nunca ha hecho otra cosa. Y los afiliados jóvenes no quieren a personas como Pablo. Ya no.
Sobre Paloma no quiso hablar. Lo resumió: “Ha destrozado el PP de Pozuelo. Eso sí, con la inestimable ayuda de algunos. Pocos. Porque a los demás les dábamos igual todos”. ¿Susana?, “Está entre los que les dábamos igual. Ella ha venido a vivir de esto. El PP sólo le interesa para lo que le interesa”.
Bajando la voz, aún más, en un susurro casi imperceptible, sus palabras me impactaron. “Todos estos vinieron de parte de Esperanza Aguirre y de Ignacio González. Otros se quedaron protegidos por Francisco Granados. El tema está que arde….” Lo último no conseguí escucharlo. ¿Tenía miedo? ¿Se quedó sin voz? No quise que lo repitiera. Yo ya tengo mi opinión.
Marisa es consciente de que hay personas dentro de su partido que su objetivo es hacerse con el poder a toda costa. Y sonríe. Porque ella sabe que no les interesa nada ni Pozuelo ni el PP. Pero ella no puede hablar. La cesaría la Alcaldesa fulminantemente. Necesita vivir.
Para que se calmara le dije, “Hay una persona que te quiere mucho”. Habla muy bien de ti. Y cree que el PP necesita un cambio radical y que tú eres importante en ese cambio. Le di el nombre de esa mujer que me habló bien de Marisa, a pesar de las críticas que hay contra ella. No voy a revelar su nombre, pero sé que Marisa sabe quién es. Jamás me perdonaría esa persona que Marisa sufriera la “maldad” de quien tiene el poder local. Y no sé si en su cinismo habitual o en su doble versión ella me confirmó que también la quería mucho.
Marisa es esa mujer que aguanta a la “más grande” por necesidad. Que sabe quién la ha ayudado, pero que debe su día a día a quien “cobardemente” no luchó por Pozuelo, su pueblo. Félix Alba. Quiere que todo cambie, sabe que debe cambiar. Pero no puede apoyar un cambio porque eso le supondría perder su sueldo.
Salió a fumarse un pitillo. La observé. Desde la discreción de esa mesa del rincón. Y contemplé a una mujer que sólo piensa en sobrevivir. No tiene grandes aspiraciones, pero tampoco grandes objetivos. Sabe quién la aprecia de verdad y quién la necesita. Pero ella no puede cambiar su apuesta. Aunque su apuesta suponga que el PP pierda la mayoría absoluta en Pozuelo de Alarcón.
Y mientras la miraba, pensativa… empezó a sonarme el móvil. Y desperté. Me había quedado profundamente dormida después de la comida con mi prima. Y la imagen de esa mujer no se me quitaba de la cabeza. Marisa. La que ha hecho posible que el PP continúe en Pozuelo. También quien ha colaborado a destruirlo. Esa secretaria a quienes todos los “poderosos locales” ponen a escurrir o evitan reconocer su valía y sin embargo, todos necesitan. Pero, sobre todo, la única que responde al teléfono de la sede del PP de Pozuelo y escucha a todos.
Puede que solo fuera un sueño. Quiero pensar que no. Pero sus palabras se siguen repitiendo: “El PP de Pozuelo necesita un cambio. A ver si hay suerte”. “Sira, no te canses, fue en tu sueño”, me dijo Paqui. Y así terminó mi apócrifo encuentro con la mujer que puede decidir el futuro del PP en mi pueblo. Alguien me dijo hace poco: “Es buena mujer. Yo la quiero. Y creo que piensa en el PP. No es culpa suya lo que está pasando. De verdad, no lo es. Y sin ella, recomponer el PP sería muy difícil”. Haré caso a mi amiga. Pero no me fío. No me fío nada.
Y, por cierto, Susana, Almudena Pablo… Todo esto no ha sucedido. Fue un sueño. El sueño de una tarde de abril. No le deis más importancia. No la tiene. Ella no tiene la culpa. No la señaléis a ella. Seguir buscándome a mí.
Sira Q.