El grandioso Pregón de San Sebastián y la importante apuesta por la Cultura de una Hermandad pozuelera, con la esperanza de que sea semilla de Prestigio
Desde hace mucho tiempo y desde esta mismo columna y otras, he venido reivindicando el Prestigio para esta ciudad. Villa, dice el maestro Domené. Y lo vengo reivindicando porque es su única salida. El concepto Calidad de Vida está superado y una ciudad como Pozuelo de Alarcón debe caminar en busca de su Prestigio. Su Gobierno no lo entiende. Es una desgracia como otra cualquiera.
Y ese Prestigio solo puede venir de dos formas. A través del Medio Ambiente y a través de la Cultura. Sobre todo, de la Cultura. Pozuelo lo tiene todo para convertirse en la referencia de la Cultura en la Comunidad de Madrid. Pero durante mucho tiempo he clamado en el desierto. Hasta el viernes pasado.
El viernes pasado, una humilde Hermandad del viejo Pozuelo decidió bucear en esa línea de buscadora de Prestigio a través de la Cultura. Sentido común de sus dirigentes. No seré tan creído como para pensar que oyeron mi clamor. Además, sería lo de menos. Aquí lo que cuentan son los hechos y la Hermandad del Glorioso San Sebastián, fundada en el Siglo XVI, dio un paso fundamental en su propia historia el viernes pasado y creo que en la de Pozuelo de Alarcón. Y es sorprendente. Muy sorprendente y atractivo.
Y lo es porque, de pronto, han encendido una antorcha en esta ciudad y han convertido una tradición que languidecía en que lo que yo considero un paso importantísimo hacia su recuperación por la Cultura, creando El Pregón de San Sebastián. Algo nuevo. A partir de ahora el concepto Pregón ha cambiado. Ya no será un pregón a voz en grito desde una balconada de Pozuelo entre gritos y pitidos de micrófonos chundaratas. La Hermandad ha apostado por un pregón cultural con la idea, además, de convertirlo en una referencia en la ciudad. Y eso es digno de destacar. Y hay más, tienen la esperanza de que, cada Enero, alguien importante de la cultura española venga a esta villa a darnos un poquito de lo mucho que tiene.
Es una idea fantástica porque significa un salto cualitativo importante, insisto, en la ciudad.
En palabras del Presidente de la Hermandad Juan José Granizo, publicadas escritas en este periódico, “Para esta primera edición, la Hermandad ha buscado una pregonera de excepción: Dña. Pilar Palomo.
Pozuelera por los cuatro costados, la nieta de Cirilo Palomo es la primera mujer que alcanzó una cátedra de filología por oposición en 1967. Doctorada con un estudio sobre Tirso de Molina, es una gran especialista en el teatro y experta en la literatura del Siglo de Oro español y hablará, precisamente, de San Sebastián en la historia y en la literatura….y quizás de sus recuerdos de Pozuelo desde sus lúcidos 83 años”.
Y Pilar Palomo vino. Y habló. En la sala Educarte. Y nos habló de San Sebastián en un Pregón grandioso. Una pieza literaria de una calidad enorme. Perfectamente estructurada. Magníficamente leída. Y con un contenido que iba y venía a lo largo de la historia de la cristiandad y que siempre terminaba en Pozuelo, entre ‘caridades’ y naranjas. Una delicia. Un soplo de aliento cultural en medio de un páramo en el que se confunde lo popular con lo chabacano. Me encantó. Me supo a poco.
No estuvimos muchos en el Pregón. Tres cuartos de entrada. El frío, la hora, Enero y la poca costumbre lo hicieron posible. Los caminos de los pioneros suelen ser duros.
Allí estuvieron algunos concejales. Beatriz Pérez Abraham, Carlos Ulecia, Félix Alba, Elena Moreno y el presentador de la pregonera Andrés Calvo Sotelo, que no trabajó demasiado su intervención y no le critico más porque, tal vez, no creyó en la importancia del acto. A fin de cuentas, muchos no creyeron tampoco y faltaron también.
Faltaron muchos del Gobierno, por ejemplo. Incluso, la concejala de Cultura Mónica García Molina. Yo, desde luego, no la vi. La mayoría de los faltones eran forasteros. Lógico. Viven lejos y están de paso. Pero también faltaron muchos concejales de la Oposición. Y fue una pena. Los eché de menos. Creía que apoyaban las iniciativas culturales de esta importancia transformadora. Tampoco debieron entenderlo. No quiero pensar que algunos no estuviesen porque pensasen que era un acto religioso o, simplemente, porque estaba organizado por una Hermandad menor.
Tampoco estuvo la alcaldesa Quislant. Lo entiendo. Era viernes tarde-noche y ella lleva muy a rajatabla el tema de la conciliación familiar.
Resumiendo, creo que el viernes asistimos al nacimiento de una gran ola que, espero, inunde todo Pozuelo. Ojalá. Este periódico la apoyará siempre. La Cultura salvará a esta ciudad.
Como las comparaciones son odiosas no voy a comparar el pregón de doña Pilar Palomo con el de Bertín Osborne de las fiestas de septiembre porque no quiero que a nadie se le caiga la cara de vergüenza.
Solo aspiro a que tome nota quien tenga que tomarla.
Felicidades, señores de la Hermandad del Glorioso San Sebastián. Lo suyo, de verdad, es hacer Pozuelo.
El Capitán Possuelo