Crónica de un pregón triple y vulgar con un pregonero caradura, una alcaldesa con los papeles perdidos y un pueblo de la España profunda llamado Pozuelo de Alarcón

Todos los años voy al Pregón de las Fiestas de la Consolación buscando algo que me haga sentir orgulloso de vivir en esta ciudad. Siempre termino enfadado. No puedo con la vulgaridad y cada año es más vulgar. Debo ser algo masoca.
Me paso otra vez el sábado. Al final, nuevo desastre. No parece que haya solución. El sábado ya fue de vergüenza ajena. El pueblo más rico de España se mostró, supongo que a través de una Máquina del Tiempo, como un pueblo pequeño el siglo XX. De mediados del Siglo XX. La Plaza Mayor de Pozuelo parecía la de Villar del Río en la película del maestro Berlanga. En el balcón había un pregonero caradura que apenas habló 5 minutos, una alcaldesa perdida que, abducida por la fama del pregonero, ni siquiera supo mantener su estatus y un grupo de vecinos del centro de Pozuelo que estaban allí sin saber muy bien por qué.
Pero vayamos por partes, como decía Jack el Destripador:
Empezó la cosa con una falta de respeto total. El pregón estaba anunciado a las 19,30 horas y empezó media hora tarde. No es serio. A las 19,25 llegó Somos Pozuelo e hizo deprisita el paseíllo hasta la entrada del Ayuntamiento. No se sabe si por pasar desapercibido o llegaban con el tiempo justo. A las 19, 30 ya no cabía un alfiler en la balconada presidencial. Abajo, sin embargo, la plaza no se llenaba pese a que dos cafeterías tenían desplegadas dos terrazas.
Pero no estaban los alcaldes de las localidades cercanas como siempre, salvo los nuevos. Raro. Ni estaba la Presidenta de la Comunidad. Ni el consejero de presidencia que va a todas. Más raro. Solo vino González Taboada. Rarísimo. Di un número, Jaime. El 27, Presidenta. Te tocó ir a Pozuelo con la Quislant.
Estaba, sin embargo, su Excelencia Paloma Adrados, presidenta de la Asamblea de Madrid. Pobre Paloma. Ni la dejaron asomarse a la plaza. Una Línea Maginot de concejales pretorianos de la cesarina se lo impidió. No vengas, Paloma. No te expongas más a que te humillen.
Tampoco estuvieron todos los concejales o, tal vez, por pudor, no se dejaron ver. Los de Somos Pozuelo estuvieron en primera fila. Incoherencia en primer grado. Muy propio de esa izquierda. Al PSOE, en cambio, apenas se le vio. Como con Ciudadanos no iba el tema, allí estaban en primera fila Berzal y Moreno con cara de gustirrinin… Qué bonito se ve al pueblo desde arriba.
A las 19,45, empezaron a llegar las autodenominadas estrellas de las Fiestas: Las Peñas. Me llamó la atención la gran bandera de España que portaban los miembros de la peña con nombre zafio. No sé si la exhibieron porque pensaban que los que estábamos allí éramos búlgaros o porque pensaban que Pozuelo en un pueblo de Gerona y querían hacer una machada. Innecesario exhibicionismo.
Cuando entró La Banda La Lira de Pozuelo y la oí tocar con tanta vulgaridad se me cayeron los palos del sombrajo. Y, para más inri, llevaban un cartel que decía que habían ganado el más importante premio de bandas de España. Mare meua. Cómo pudieron perder la dignidad de esa manera… Vale que iban entre pachangas pero ellos son La Lira y sus laureles le exigen siempre seriedad. Siempre. Cómo poco tendrían que haber entrado en la Plaza Mayor tocando ‘Amparito Roca’. Con decoro. Con vergüenza torera. Ellos son élite. ¿O no?
Y mientras entraban sin prisas las peñas, a la alcaldesa Quislant le entró la prisa y se puso a hablar. Nadie sabía quién era y qué decía porque no se le entendía nada pero ella hablaba. ¿Cuándo aprenderá esta señora que los actos públicos tienen que tener liturgia?
Pero nadie la presentó. Ella, que solo es conocida en su casa a la hora de comer, se puso a hablar dando por supuesto que todos la conocían. Hablaba a gritos. Con toda la vulgaridad del mundo. ¿Quién habla? Dicen aquí que es la alcaldesa. Ah.
Y la alcaldesa, tras decir una serie de cosas inconexas e improvisadas, con especial énfasis en los nombres de las peñas con nombres impropios (esperemos a ver que dice cuando llegue el 25 de noviembre), le dio paso al Pregonero. Ya lo dije hace unos días, Bertín solo diría cuatro chorradas. Me equivoqué. Dijo dos y las dos barriendo para casa. Yo solo yo. Apenas habló 5 minutos. 48.000 euros por dos chorradas y un concierto de rancheras más antiguo que la tos.
El líder de Somos Pozuelo dice que Bertín pidió perdón en sus escasas palabras. Chico intuitivo. Yo no lo oí. Pero supongo que había que justificar la estancia de Podemos en la balconada y se justificó. Y, si lo dijo, Pablo, lo mismo fue para pedir perdón por aquella vez en la que, actuando también en esta ciudad, le tiraron huevos y Bertín suspendió el concierto a la mitad. Y eso que había montado un numerito exigiendo cobrar por adelantado.
Pero, con el mini pregón de este descarado personaje, no terminó el esperpento. Bertín habló y huyó. Y entonces la alcaldesa tomó palabra de nuevo para ansiedad de Ulecia (el hombre estaba como loco por hablar y nadie le daba bola), y en su desmadrada improvisación (esa que domina todo lo que hace Quislant), se inventó el pregón doble. Mejor, el triple. Porque, sin venir a cuento, aparecieron dos nuevas personas en el centro de la balconada. Y la alcaldesa, haciendo de una simple locutora de continuidad, presentó a una señora a la que llamó Juani. ¿Juani? Pero Juani, ¿qué? Será doña Juana y tendrá apellidos. Es la presidenta de la Banda La Unión. Todo era rocambolesco.
Y Juani habló. Y nada, muy bien. 3 minutos. Y otra vez la alcaldesa, ante la mirada ansiosa de Ulecia, volvió a coger el micro y presentó a Juan Pedro. Juan Pedro ¿qué? Será don Juan Pedro y tendrá apellidos. Es el presidente de la Banda Sinfónica La Lira de Pozuelo. Increíble.
Y Juan Pedro habló. Y nada, muy bien. 3 minutos. Aquello era un aquelarre de la improvisación. Viva Pozuelo. Un cañón de papelillos anunció el fin del acto. Horterilla pero cerró el desatino.
Pasaron muchas más cosas. Muchas. El pregón fue un paradigma de las fiestas. Podía escribir mucho más y eso que el acto solo duró 15 minutos. Pero no merece la pena. Con esto vale. Total, solo fue un pregón vulgar de un pueblo cualquiera de la España profunda del siglo pasado. Deep Spain, diría Ulecia.
No te preocupes, concejal, la alcaldesa te dejará hablar en el homenaje a la bandera del 12 de octubre. Por Dios, por Dios…, no me sufras tú…
El Capitán Possuelo