Más allá de eso, sr. Echenique, lo suyo significa engaño
En este país, llamado España, siempre al borde de la autodestrucción, todos los días son una oportunidad nueva para la sorpresa. Sorpresa, no por lo que acontece, siempre de vuelta de todo, sino por lo bien enseñados que llegan los nuevos pupilos de la política a desempeñar su función.
Siempre habíamos pensado que acceder a la representación ciudadana conllevaba, además de un tiempo de ubicación, obligado y necesario para poder desenvolverse en libertad, un bagaje anterior que, al ser abierto, no trasladase, en ese nuevo “servidor público” (¡qué paradoja!), más sombras que luces y, sobretodo, no atentase contra todo lo que decides atajar.
Cuando la nueva muchachada progre, no confundir con la piji-progre ya existente, arribó al espacio político, traía tras de sí, según sus distintos comentarios y afirmaciones, la bandera blanca de la virginidad y la regeneración añadiendo, a la misma, todos los aderezos que confluyen con honradez. Por supuesto que no entraremos en temas de honestidad, porque ya sabemos todos que de cintura para abajo, las situaciones se vuelven más complejas y, más vistosas, si se acude a los programas populares de nuestras teles de cada día.
¡Ay amigos!, pero los días empezaron a pasar y las noticias a llegar y las ácidas críticas a los que desarrollaban la mal llamada: “vieja política” se fueron convirtiendo, en manos de las nuevas huestes regeneradoras, en una forma de vivir, crecer y establecerse social y económicamente.
Pudimos comprobar como los dineros son de procedencia… dudosa; así la complementaria del famoso profesor de la Complu (suspendido por su Universidad), se activaba para su salvaguardia; los compañeros de programas y tertulias cobraban…,cuándo y cómo podían ( en blanco, en negro, en amarillo…) y así un largo sinfín de obscenidades que a la mayor parte de nosotros nos costaría, supongo, hasta la vida y que a los nuevos paladines de la democracia, solo les ha llevado a seguir viviendo de su nueva y noble profesión. Justo es decir que obligados se vieron.
Y, en esa nos encontrábamos, cuando llegó Echenique, verdadero Capitán América… Bolivariano, mejor, de causas y cosas; fustigador a derecha e izquierda; representante sólido de los deprimidos e insolventes que en España existen e insisten y nos quiere colar con la Ley de Dependencia, la protección de su pequeño equívoco con la gente trabajadora y honrada que presume defender.
Justifica, nuestro hombre, el saltarse la ley con la comprensión hacia los ciudadanos menos favorecidos socialmente, con la estimulación de la economía sumergida… pero, ¿no habíamos quedado en que no disponían, ni de medios ni de actividad? ¿No hablábamos que el 70 % del fraude fiscal proviene de las grandes fortunas y las referenciadas del IBEX? Su magnanimidad es tan grande que está dispuesto a pagar la multa que le corresponda, fruto de su desorden puntual y falta de cumplimiento de la ley, que tanto ha defendido.
Han surgido, incluso, desde sus afines, comentarios para que presente su dimisión, peros vistas las experiencias de sus correligionarios en situaciones parecidas (ni mejores, ni peores) solo en el ámbito madrileño…, difícil de creer. Como se imaginan, dimitir es palabra prohibida y prevalecerá el bien obligado que nos hacen con su presencia, a la coherencia con su discurso que solo es válido, si los que caen en la tentación son ajenos a las huestes progresistas-moradas, de las cuáles ellos son representantes inmaculados y ajenos al pecado oprobioso de la lujuria política, vístase como se vista.
Más allá de eso y de esas reflexiones tan poco lúcidas como lucidas que todos los días nos transmiten, si aún no lo han entendido, queridos ciudadanos, es que no saben que el bien y el mal no existe en estas situaciones y circunstancias porque el halo de legitimidad por el que están confirmados es superior al cumplimiento de las leyes que rigen para el resto de mortales y, ellos han venido para salvarnos por lo que, si en un momento determinado tienen que hacer de tripas corazón, o lo que es lo mismo: hacer un morado…¡para eso estamos… están!
Y así lo exponen todos los días con hechos llenos de contradicciones, para nosotros, puesto que para ellos es su forma de entender la cosa pública, siendo la del Sr. Echenique una muestra más del respeto hacia la ciudadanía que dicen defender.
Hay que reconocerles una cosa: han venido a cambiar la manera de hacer política, la más evidente es la de los signos externos. Han pasado del traje y corbata, al vaquero, camisa y zapatillas deportivas…, salvo cuando toca el cine; en esa lustrosa ocasión la pajarita cae como anillo al dedo.
Tendremos que seguir caminando y confiar en que algún día, algún político, al ser pillado in fraganti, dimitirá. Espero y deseo que alguno de nosotros lo pueda ver, para hacerlo público después. Será la noticia.
A. Nogueiro