Fiestas del Carmen en Pozuelo Estación: ¿Y qué importa el dinero?
La ventaja del sol y la playa es que vienen acompañados, casi siempre, de una caña más y otra de gambas. Y así, en este transcurrir de despreocupación y alegría, nos movemos los españoles en el estío. Seguro que fue por ello que, en el conjunto de nuestras ciudades, las fiestas locales se convirtieron en el acontecimiento anual de referencia, cita obligada de familiares y amigos y lugar de encuentro para los amigos habidos y, por supuesto, por haber. Todo ello acompañado de la Devoción Mariana, propia de nuestra historia y el banquete a muerte, que se hacía repetitivo, durante las fechas del santoral afectadas.
Tres elementos obligados y necesarios acompañaban esos días: orquesta, tómbolas y atracciones que junto a los fuegos nocturnos mostraban el potencial y la fuerza de lo allí celebrado. Era necesaria una Comisión de Festejos, formada por los que sentían la localidad no como propia, sino como una extensión de sí mismos y, en su ánimo, además de satisfacer las demandas de todos los convecinos: superar a las fiestas próximas. Eso sí, respetando presupuestos y economía. Justificando, hasta el último céntimo todas y cada una de las aportaciones vecinales y administrativas.
En el inicio de las Fiestas del Carmen de este 2016, bueno hubiese sido, para nuestro Excmo. Ayto., tener conocimiento de cómo eran, no hace tanto, qué suponían para los pozueleros y cuánto era el disfrute para todos los que allí nos arrimábamos. Y si el esfuerzo lo hubiesen realizado sobre la fecha inicial: miércoles, día laborable y fuesen conscientes de qué hace la sociedad civil, en un día de semana laborable, trabaja…, se percatarían de que era fácil prever que en el parque ferial, mayoritariamente solo habría niños, dispuestos a jugar y divertirse con las distintas atracciones que para ellos fueron montadas y, por supuesto, para el disfrute de sus padres y abuelos que comprueban las habilidades de los suyos en los diversos juegos allí montados.
Viene a cuento de la actuación del DJ allí establecido y que llenaba con su música, una plaza totalmente desierta – como puede verse en la instantánea, sobre las 21.30 hs –, intercalada con la del resto de casetas y sin visos de una posible atención por parte de los presentes dado el día, la hora y, con todo el respeto profesional de la persona que allí trabajaba, por la falta de interés que despertaba su presencia ante un público volcado hacia los menores y sus gracias y ocurrencias.
Me gustaría saber, cómo la misma persona que realiza este gasto superfluo e innecesario, al mismo tiempo es consciente y tiene el suficiente sentido común para focalizar la presencia de las fuerzas de Seguridad Ciudadana y los servicios de Protección Civil (mérito el de antes, pues, una pareja de la Guardia Civil, era razón suficiente de seguridad y confianza), en la zona de las distintas atracciones para los chavales. No, por supuesto, por los riesgos que los mismos corran durante el disfrute de la montaña rusa o las motos de choque, que ellos saben manejarse perfectamente con todo tipo de artilugios y artefactos, sino como consecuencia, sin duda, de su conocimiento que el mayor de los problemas acabamos siendo los adultos, que somos capaces de parar una atracción para que “entre” nuestro niño o tirarnos al medio de la pista de los coches eléctricos al ver que se le ha caído el móvil que tanto necesita: por edad y precio; y, con toda seguridad, para poder evitar la situación, normalmente violenta de palabra y obra, al encararse con el encargado de la pista que sea, indicándole que: a mi niño se le ha tragado la ficha ¡dele otra!… ; o el más clásico: mi niño se monta sí o sí!… aderezado por el clásico español : ¡Vd. no sabe con quién está hablando!
Por una vez tengo que felicitar la agudeza de nuestros gobernantes, pues, la mejor forma de evitar el problema es adelantarse a él y en este caso han acertado de pleno. Pena que no vigilen así los presupuestos…
Poco más que decirles a nuestros queridos vecinos del Barrio de la Estación y a todos los que tengan el tiempo y la ocasión de compartir un rato en nuestro barrio, únicamente, recordarles a todos que las distintas actuaciones nos fueron dadas y con ellas tenemos que pasar las Fiestas.
Sigamos caminando y disfruten de estos días.
A. Nogueiro