No votamos a nuestros políticos para que vivan en esta infame política-espectáculo sino para que resuelvan nuestros problemas. Basta ya de Teatro
Qué oportuna la celebración de la Noche de los Teatros para estrenarme y más a tan sólo un mes para que sea mayo, que me trae tantos recuerdos.
Es verdad que para mí mayo fue literalmente letal, pero también es el mes en el que entré en la Historia (con mayúsculas) como heroína de la libertad, que es lo que he seguido siendo aquí en la eternidad.
Por eso hoy quiero contar lo que de verdad pienso de esta política-espectáculo que nos arrastra y que a algunos les parece la mar de divertida. A mí no.
En muchos casos, en demasiados, se busca un titular, mejor si es populista y luego se hace poco o nada respecto de lo que se anunció.
Sé que no está “de moda” meterse con esta política de gestos mediáticos pero, como ya he dicho, pasé a la eternidad como adalid de la libertad y así pienso seguir por los siglos de los siglos.
Desde luego que la Comunicación me parece esencial. Es obligación de los que se dedican a lo Público informar de cómo se hacen las cosas y porqué. De las decisiones que toman y de sus consecuencias.
Pero este desfile de políticos haciendo el mono, hablando con hormigas, dando botes, meneando las caderas o pretendiéndolo, cocinando pollos y madalenas en cocinas propias o de otros, desafinando con muy poca gracia, en definitiva, exhibiéndose como “estrellas” del colorín, me produce una cierta vergüenza ajena, la verdad.
Tampoco me gusta verles en esos debates nocturnos que se acercan más al show bussines tipo Sálvame que a procurar una información honesta y rigurosa a los ciudadanos. Jugándosela para ver quién es más ingenioso, más rápido (ser reflexivo es un valor en baja) o/y, con perdón de la expresión, para ver quién la tiene más larga.
Además, no tienen empacho en decir hoy una cosa y mañana la opuesta, en función del momento, del auditorio o vaya usted a saber de qué. Siempre primando, eso sí, quedar como “un tío/a enrollao”, importando un bledo los principios si es que alguna vez los tuvieron. Aunque probablemente su único principio sea precisamente ese del buen rollito: “mintiendo, que bien te queda el papel, después de todo parece que esta es tu forma de ser”
Yo creo que España necesita otros políticos. Políticos que solucionen problemas, que faciliten a la sociedad las condiciones para que todos podamos trabajar, que se interesen por las inquietudes de la gente, que las valoren y que busquen remedio. Que quieran colocar a España en el lugar que le corresponde estar.
Y para eso, lo que hay que hacer es gestionar. No decir sino hacer y desgraciadamente, de esos políticos, no hay a la vista. La nueva política se basa más en el postureo que en ideales. La gestión es secundaria.
Por la mañana toman café con Ana Rosa, preparan la comida con Bertín, se van de aventura con Jesús Calleja y luego chafardean con Pablo Motos. Y no una vez sino varias, tantas como consigan que les inviten
Porque hombre, una vez puede tener gracia y acercarnos al lado humano del político (a mí por cierto lo que me interesa de un político es lo eficaz que sea, no si le gustan los perros o si se le corta la mayonesa) pero la reiteración del exhibicionismo del “colegueo”, que por cierto es bastante impostado, satura
¿De verdad es esto lo que queremos que hagan nuestros políticos? ¿Es esto para lo que les votamos? ¿En qué beneficia al ciudadano esta exposición que raya a veces en el esperpento? ¿Qué queremos, políticos coleguitas o políticos que gestionen, legislen, resuelvan y coloquen a nuestro país a la cabeza de Europa?
Yo lo tengo claro y como cantaba la Lupe les digo: “perdona que no te crea, me parece que es teatro”.
Manuela Malasaña