La influencia y el peso político del concejal Eduardo Oria ha crecido como la espuma dentro del Gobierno y está creando alarma entre algunos concejales
Tras la última capa de pintura que la alcaldesa Quislant le ha dado al Gobierno de Pozuelo hay gato encerrado. Nada podía ser tan simple. Todo era demasiado fácil. Y no. No podía quedar todo en un te quito a ti esta competencia y se la paso a aquel o la creación de dos concejalías absurdas, como dije ayer.
¿Ha sido todo un movimiento político de la alcaldesa tras el que se esconde una acción política de más calado?
Me cuentan que en los pasillos del Ayuntamiento hay todo tipo de dichos y diretes. Y es que, en medio de esa manita de pintura, como digo, se ha colado una designación casi clandestina: el concejal forastero de Medio Ambiente Eduardo Oria ha entrado en la Junta de Gobierno. En el Consejo de Concejales de Pozuelo de Alarcón. Lo máximo, políticamente hablando. Algo impensable hace unos días porque Oria lleva solo siete meses en Pozuelo y la política medioambiental de este Gobierno es manifiestamente mejorable. No ha hecho muchos méritos que se diga.
¿Qué busca la alcaldesa, entonces, con este ascenso?
Ya sonó raro que, nada más tomar posesión de su acta de concejal, Quislant le diera a Oria la portavocía adjunta del Grupo Popular en el Pleno.
¿Tan mal estaban las cosas y tan escaso talento había en el Gobierno para que un recién llegado hablase en nombre de todos en lugar político tan señalado?
¿Quién recomendaba tal nombramiento?
Oria es de familia pepera pero eso no parecía ser suficiente. Tenía que haber detrás algo más.
¿Y qué significa ahora esta designación siete meses después?
Significa, según me dicen, que la alcaldesa Quislant continúa en su inescrutable operación política. De hecho, con la designación, el meritorio Oria ha subido un peldaño en el escalafón del concejo, entrando en el sancta sanctorum del poder pozuelero que estaba formado sólo por los tenientes de alcalde y los dos concejales de su prelatura personal (los dos Pablos).
¿Le está señalando como sucesor? ¿Forma parte esto de una operación de mayor calado?
Cualquiera sabe. Pero pronto lo sabremos. Yo me limito a contar lo que me cuentan.
Lo que sí me cuentan es que este ascenso inesperado y grácil ha provocado entre no pocos concejales una cierta alarma, toda vez que es un síntoma claro de que la señora Quislant confía, claramente, en él y no en otros concejales con mayor experiencia.
Pero, claro, también me dicen que, con este gesto político, Susana Pérez Quislant se ha terminado de blindar. El póker de poder del Gobierno de Pozuelo ya está en cuatro personas: la alcaldesa misma, María Jesús García Arilla (su jefa de Gabinete) Paloma Tejero y Eduardo Oria. Curiosamente, todos forasteros. Tres, incluso, ni viven en Pozuelo y lo de Susana es accidental.
¿Querrán hacerse con el poder del PP de Pozuelo?
La respuesta, después de la publicidad, como decía el maestro Julíán Lago.
El Capitán Possuelo