Verano caliente, otoño muy caliente e invierno al rojo vivo en la lucha por el poder en el PP de Pozuelo y, consecuentemente, de Madrid

No podemos decir que este verano haya sido muy tranquilo. Y no me refiero a la discusión en Facebook sobre Mingas, Domingas y demás acepciones de la Real Academia de la Lengua. Tampoco a supuestas reyertas callejeras en tierras onubenses aún por confirmar. Ni a las no tan veladas amenazas al Director de este Medio. Me refiero a cuestiones menos domésticas como el cese fulminante de Carmona como Portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid o la nueva oferta de Esperanza Aguirre para descabalgar de la Alcaldía de la marca blanca de Podemos y apoyar a Begoña Villacís.
De Carmona ya he comentado lo que pienso de él. Creo, y es una opinión personal, que su cuerpo le pide otra cosa, pero su lealtad y sus convicciones le impiden recoger el guante. Un hombre, en definitiva, de principios. Nada que objetar. Lo que sí llama la atención es la reiteración de la pirueta política de la Presidenta del PP. Siendo el partido más votado, Aguirre se sacrifica apoyando a otra formación por el bien de la Capital de España, con el fin de que la situación no vaya a peor ( que irá ). Hasta este punto, de acuerdo. Pero vamos a ser suspicaces.
Partimos de la base que Esperanza nunca se fue. Dimitió como máxima mandataria de la Comunidad de Madrid dejando a su delfín Ignacio González pero no renunció a la Presidencia del Partido. Sus salidas de tono contra la dirección nacional, imponiendo su marca personal en cualquier asunto que se le preguntase (o no), iba encaminado a ser la redentora de una situación muy dura para Rajoy: ser el mirlo blanco de la derecha española. ¡Qué mejor imagen que ser Alcaldesa de la Villa y Corte! Operación Chirac versión 2.0.
Pero las cosas no salieron bien. Pese a su tirón mediático, su propio ego le traicionó. Fijó sus ataques en Carmena ignorando a su rival natural. Creía que su carisma podría contra una recién llegada que se presentaba con las bases de Podemos. Ninguneó a Cifuentes por su total convicción de que no llegaría a la altura del socialista Gabilondo y que el error fue no apoyar a González. Se equivocó.
Los resultados son los que son. Cifuentes pactó con Ciudadanos haciéndose con la Presidencia del Gobierno de Madrid e invistiéndose a ojos de los ciudadanos como nueva lideresa. Aguirre se niega a perder comba en esa lucha, buscando un poder institucional como vicealcaldesa para seguir aparentando seguir siendo el recambio de Rajoy y hacer sombra a los emergentes. En definitiva, seguir siendo el faro del PP en Madrid.
Estas luchas desgraciadamente se van a traducir en movimientos en nuestro municipio. Ya se ha relatado las presencias de equipos en el pregón de nuestras fiestas. Por una parte, la aguirrista Quislant. Por otra, Adrados como bastión del nuevo poder, y no olvidemos, Presidenta de la Agrupación Local. Recomiendo leer el artículo del Capitán sobre este tema porque plasma con toda transparencia lo que se barrunta en los próximos meses.
Como anécdota, diré que no sé qué pintaba Nacho Costa en el balcón municipal. ¿No le parecieron pocos 20 años de concejal en Pozuelo? Igual aspira a otros tantos…
Es «vox populi» que el equipo está dividido, que Pérez Quislant no tiene el apoyo mayoritario de sus concejales, que ya intentaron destronarla y que, en función de las elecciones de diciembre, habrá movimientos. Cada uno apuesta por sobrevivir. Como decía el gran Claude Rains como Capitán Louis Renault en Casablanca «Yo voy con el viento, y los vientos vienen de Vichy». Cambiemos la bella localidad francesa por la madrileña calle de Génova.
¿Pozuelo? No sé. Falta mucho tiempo. Eso se verá en el 2019. Dentro de cuatro años.
Así les luce el pelo.
J. Garcis