Las fiestas de Pozuelo están siendo vigiladas por un Gran Hermano y la oposición ‘traga’ o devuelve entradas pero no le escandaliza la violación de intimidad
La Comisión de Garantías de la Videovigilancia de la Delegación del Gobierno de Madrid ha autorizado la instalación de cámaras de videovigilancia en varios municipios en fiestas, entre los que está Pozuelo.
O sea, que un Gran Hermano está vigilando a todos los pozueleros y forasteros que aparezcan por el centro de la ciudad a las fiestas de la Consolación.
¿Sólo por el centro o, ya que estamos, por los alrededores del centro y por los alrededores de los alrededores del centro?
Dicen que esta medida es maravillosa ya que significa “un avance en la protección de los derechos de las personas, de la propiedad, de la integridad física, de la salud y de la tranquilidad en el seno de los domicilios de la zona”. Pero, curiosamente, no dice nada de la intimidad de las personas, derecho fundamental por cierto, muy ligado a la Libertad.
¿Quién maneja esas cámaras? ¿A dónde van esos datos recogidos? ¿Se destruyen o se archivan?
No sabemos nada. Y el Gobierno de Pozuelo no se esfuerza en explicar en qué consiste esa vigilancia ni en darnos garantías constitucionales. Pasa.
Y, por lo que parece, a la oposición también le da igual. Ellos andan a lo suyo. Algunos se entretienen en devolver entradas y presumir de ello mientras de las cosas importantes no se preocupan.
Otros, aunque siempre están atentos a todo lo que se mueve, esto del Gran Hermano se les ha debido pasar.
Y los otros, estoy convencido de que piensan que las cámaras son para la grabación de un exterior de un programa de Tele5.
Así es Pozuelo.
La Piraña del Meaques