El PP está intentando justificar la tardanza de Rajoy en elegir candidatos con injustificables argumentos
(15-01-15) No sé podía entender de otra manera. El PP tenía que hacerlo y lo está haciendo. Está intentando, contra reloj, justificar lo injustificable. Está filtrando a los medios y a sus terminales periodísticas que la duda de Mariano Rajoy, a la hora de elegir los candidatos a las elecciones municipales y autonómicas de la Comunidad de Madrid, es razonable.
Rajoy dijo el otro día que se iban a ganar las elecciones pero que no estaba claro que se hiciese por mayoría absoluta. Y, según algunos analistas, en esa frase estaba la clave. La duda entre elegir a unos candidatos a otros está en que no es lo mismo una campaña electoral para ganar con mayoría absoluta que para gobernar en coalición. Ganar, se va a ganar, pero hay que aguantar hasta última hora para saber si las encuestas aclaran la duda. Y así están las cosas.
Si las encuestas, o sea el Brujo Arriola, dice que se puede ganar por mayoría absoluta, no pasa nada. La elección estaría chupada porque no habría que gobernar con nadie. Se elegiría candidato sin problemas. Sería como ahora. Se acabarían los pactos postelectorales previstas, las cesiones de programa y los arreglos puntuales o de legislatura. Se gobernaría con la gorra.
Sin embargo, si las encuestas dicen que se ganará pero no por mayoría absoluta, la cosa cambia. Entonces se necesita a un negociador. A alguien con cintura, dúctil, capaz de sentarse a hablar con los adversarios políticos, más o menos afines, para llegar a acuerdos sin que se produzcan choques ni rechazos.
Y así están las cosas. Los fontaneros políticos de la Moncloa se lo han currado y han soltados esta teoría. Ya se llega a plantear en algunos sitios, incluso, que dependiendo del candidato elegido que elija Rajoy se sabrá si el PP piensa ganar por mayoría absoluta o por mayoría simple.
La Madre de Dios, lo que hay que cavilar para justificar lo injustificable. Hay que tapar el error y se tapa. Otro error. Punto.
Por ejemplo, si Mariano Rajoy elije a Esperanza Aguirre, para la alcaldía de Madrid, significará que el PP tiene muchas posibilidades de conseguir la mayoría absoluta. Nunca sería elegida si solo fuese mayoría simple porque Aguirre, de entrada, produce rechazo. No se sabe si de salida. Pero eso es lo que dicen. Tampoco sé qué significa eso de provocar rechazo. Un político deja de provocar rechazo en el momento en que cede a las peticiones del partido con el que se siente a negociar. Pero, en fin… Si lo dicen los expertos, así será.
Por el contrario, si Rajoy señala con el dedo a otro candidato significaría que no le salen las cuentas y lo que está señalando es que habrá que negociar.
En la Comunidad de Madrid ocurriría algo por el estilo. Si mantiene a Ignacio González es que espera ganar por mayoría absoluta y si nombra a otro es que a cosa está chunga. Puf… Desde luego, rebuscada es la teoría.
Yo hace tiempo que me lo creo todo. Y puede que lleven razón los que cobran para pensar estas cosas. Pero, en futbol, que tiene un lenguaje universal, el que sale a empatar, pierde. Y el PP está saliendo a empatar.
El PP, si quiere ganar, debe salir al campo a comerse la hierba, si es preciso. Que las elecciones, como los partidos de fútbol, las ganan los corazones. Los sentimientos. El fútbol es estado de ánimo. Desde siempre. Y siempre será así.
Podemos, y ahora el ejemplo lo pongo yo, está ganando porque le habla al corazón de la gente. No hay coherencia en sus mensajes pero da igual. Habla de ganar. Con algo tan simple, han conseguido dar con la piedra filosofal de la política en tiempos de desilusión. Y por eso les votarán muchos.
Las cuentas que está echando el PP, en cambio, son frías. Distantes. Se les ha debido olvidar que la política, a veces y ahora ocurre, es algo más que una buena gestión.