El odio sarraceno que la alcaldesa Quislant tiene a algunas personas le hace que se nuble su vista y dé órdenes impropias y políticamente incorrectas que afectan a temas solidarios

Este pasado viernes 15 de octubre, en la Plaza del Padre Vallet del centro de Pozuelo, tuvo lugar un mini mercadillo solidario organizado por el Rotary Club Pozuelo Villa.
Como en todos estos mercadillos solidarios, se trataba de intercambiar ropa, zapatos y complementos de todos los gustos y sin ánimo de lucro… “Llévate lo que quieras y aporta lo que puedas”, era el lema de este año.
Este mini mercadillo es tradicional en Pozuelo ya que es una manera como otra cualquiera de que el Rotary Club Pozuelo Villa consiga fondos con los que ayudar a los pozueleros más necesitados que la cosa está muy mala… La lista de beneficencia es larga, aunque no viene al caso publicarla ahora…
Ahora lo que toca es denunciar una situación que podríamos calificar de alarmante. Porque alarmante es que, pese a haber pedido el permiso correspondiente (en forma y tiempo) para realizar el mini mercadillo en la vía pública, los organizadores se vieran sorprendidos por dos parejas de policías municipales (esos mismos que permiten que se juegue al futbol en esa céntrica plaza o que de noche la plaza se convierta en una boca de lobo) que les pedían el susodicho permiso.
La verdad es que tenían el permiso correspondiente para llevarlo a cabo ya que el Ayuntamiento de Pozuelo, al no contestar a la solicitud por su desidia habitual, se daba por aceptada la acción propuesta a causa del silencio administrativo…
Insisto en que era un mini mercadillo sin ánimo de lucro.
Pero la primera pareja de policía municipal no se creyó siquiera que hubieran pedido la correspondiente solicitud… Cosa increíble. Es más, en un acto de impecable aplicación de la ordenanza, se fueron al Ayuntamiento a comprobar si era cierto lo que le decían los organizadores…
No valía la aplicación del espíritu de la ley o la llamada vista gorda, cosa que su sentido de servicio les permite hacer con cierta frecuencia… Cosas del sentido común. El caso es que se fueron al Ayuntamiento o eso dijeron…
Pero al ratito, sospechosamente, vino otra pareja de policía municipal… No la misma de antes sino otra… Y como la burra siempre vuelve al trigo, esta otra pareja volvió a pedir el permiso correspondiente…
No importaba nada de lo ocurrido antes. Y si no había permiso, se sentía pero aquel mini mercadillo solidario había que suspenderlo. La intransigencia de esta nueva pareja de policía llevó a una de las organizadoras a llamar al concejal de Seguridad y responsable de la propia policía municipal, el inefable Pablo Gil, para explicarle el caso y para que una simple orden suya diese el permiso o mandase a la policía que hiciese la vista gorda… Que no se acaba el mundo por ello. No era nada malo lo que se hacía allí como para obligarles a retirarse. Más bien al contrario.
Pero el inefable Pablo Gil se cagó la pata abajo y, tras decir que no sabía nada del asunto, empezó a echar balones fuera… Vamos, que él no quería meterse en líos y, ay amigos, en eso es un experto ya que lleva 20 años siendo un político-corcho.
Conclusión: Los organizadores de aquel mini mercadillo solidario a beneficio de los más pobres de Pozuelo tuvieron que levantar la “paraeta”, que dicen en Valencia, y se fueron a los soportales de la Plaza Mayor. Allí, curiosamente, no les molestó nadie ni nadie les pidió permiso pero ya no era lo mismo… Entre unas cosas y otras porque se le habían quitado las ganas de seguir peleando por los más necesitados… Y, además, porque aquel sitio no era el más visible del mundo…
Pero las preguntas de los cien mil euros son:
¿Quién mandó a esas dos parejas de policías municipales a que levantasen el mini mercadillo?
Si Pablo Gil decía que él no había sido y se llamó andana, ¿quién lo hizo?
¿A qué se debía el empeño de aquellos cuatro policías (contrario claramente a su voluntad) para que no hicieran caso de las explicaciones de sentido común que les daban y obligasen a retirar el mini mercadillo?
Solo hay una respuesta. Una sola. La actitud de Gil y la obediencia debida de los policías la ofrecían con claridad. La orden fue dada directamente por la alcaldesa Susana Pérez Quislant a la que, algunas veces, su odio sarraceno a algunas personas ciega en sus decisiones político-administrativas…
Es así. Siempre es así. ELLA no piensa… Se mueve por impulsos.
Y es que, entre los miembros del Rotary Club Pozuelo Villa (organizadores del mini mercadillo) había una persona a la que la alcaldesa de Pozuelo odia porque no soporta que la abandonase un día (fue colaboradora suya pero dimitió por lo inaguantable que resulta esta señora) y ELLA eso no se lo perdona…
Quislant ni olvida ni perdona… Y aunque se trataba de un mini acto solidario para ayudar a los pozueleros más pobres había que cargárselo… Y se lo cargó…
Poco importaba que su orden fuese impropia y políticamente incorrecta ya que afectaba, insisto, a temas solidarios y, por lo tanto, perjudiciales para su carrera política… ELLA no lo puede remediar…
Y, en lugar de haberse acercado al mini mercadillo solidario a apoyarlo con su presencia, se vengó…
No debe saber qué es el karma…
Juan Manuel Sánchez