El Fantasma de don Agustín analiza, una vez más magistralmente, el Debate sobre el Estado del Municipio en el que Quislant volvió a mostrar que no sabe qué hacer con Pozuelo
Pues como suele decirse en casos como este, fue el parto de los montes.
Me estoy refiriendo al pasado pleno extraordinario, un pleno que tenía como objeto llevar a cabo el debate anual sobre política municipal. Acudí a él, debo decirlo con cierta expectación. Era el momento en el que se iba a hablar sobre la gestión llevada a cabo en el municipio desde hace un año. Y este año, como también sucedió en el anterior, habían sucedido muchas cosas e importantes.
Pero ya digo, los montes parieron un ratón.
Aguarde pacientemente a que transcurriera el monólogo de la alcaldesa. Tan largo y soporífero se me hizo que hube de entretenerme observando las caras de los concejales, tanto de los presenciales como de los telemáticos.
La tarea de intentar descubrir lo que estaban pensando me resultó algo difícil por aquello de las mascarillas, pero no creo equivocarme si digo que casi todos ellos estaban también pensando en las musarañas.
Y no me extraña, porque no se puede emplear tanto tiempo para no decir absolutamente nada de interés.
Después llegó el turno de los portavoces, tanto de la oposición como de aquellos de la medio-oposición, porque los hay de los dos tipos. Y uno a estas alturas ya no sabe en cuál de los dos grupos clasificar a algunos.
Y, de todas las intervenciones, me quedo con la del portavoz socialista que señaló dos cosas importantes a mi manera de ver, la primera que la alcaldesa y su equipo de gobierno carecen de una idea sobre el Pozuelo del futuro y que su manera de gobernar se puede comparar a un servicio de mantenimiento del municipio.
La segunda, consecuencia directa de la primera, es que nuestra ciudad no es capaz de generar riqueza por sí misma. La exclusiva preocupación por ir trampeando las cosas del día a día está impidiendo ponerse a trabajar para que nuestra villa pueda ser un referente nacional en un campo de futuro.
Y ahí quedó todo.
Después la réplica de la primera edil. Y ahí como de costumbre, ¡se armó Troya! Creo que la alcaldesa se encuentra más a gusto en el papel de “oposición de la oposición” que trabajando para el municipio. No paró, como en anteriores ocasiones, de repartir “estopa” para todos.
¿Empleó para ello argumentos sólidos?
No. Eso sería pedirla demasiado. Únicamente primaron las descalificaciones, tanto a los portavoces como a sus grupos.
¿Contestaciones ajustadas a las críticas recibidas?
Tampoco. Pero sí referencias constantes a la política extra municipal y al gran argumento de los votos recibidos, como si ello constituyese una patente de corso.
Estos debates son unas de esas ocasiones en las que lamento que los vecinos no asistan al pleno o lo vean a través de los medios telemáticos. Lo lamento, porque es, sin ninguna duda, una gran ocasión para conocer realmente la talla política de quien dirige la política municipal.
Desde aquí, les invito a hacerlo.
Don Agustín “el Fantasma del Torreón”