Leo Messi es hoy más querido y respetado por los españoles que ayer al negarse a caer en el juego sucio de los independentistas catalanes en la entrega de los Premios San Jordi
Fue patético ver cómo palmeros catalanes aplaudían el pasado jueves, en un intento de politizar el acto de entrega de los Premios Sant Jordi que galardonaban a personas que “han prestado servicios destacados a Cataluña en defensa de su identidad, especialmente en el plano cívico y cultural”.
Uno de los galardonados fue Leo Messi, que se dedica a jugar al futbol (muy bien por cierto), considerado un deporte universal, que no sé yo que tiene que ver con la identidad catalana.
Más bien pareció que se trataba de aprovechar la fama universal del jugador argentino para que se hable de Cataluña en el mundo. Cosas de los catalanes ventajistas.
Pero Leo Messi, que estuvo correcto en el acto, no se prestó a ser utilizado políticamente y se abstuvo de aplaudir las consignas independentistas en un momento determinado del acto. Salvó la encerrona con un simple gesto. Sin inmutarse. Como juega al fútbol.
Y es que Messi es un tipo listo. Siempre ha sabido cual ha sido su lugar en Cataluña. En su trayectoria deportiva en el Barça siempre se ha mantenido al margen de unas reivindicaciones que ni le van ni le vienen, ni se ha integrado en el catalanismo ni ha renunciado a su ascendencia argentina. Prueba de ello es que juega con la albiceleste selección de su país.
Y bastante ha hecho por Cataluña no saliendo ya por pies del Barça, club que le acogió en los primeros y difíciles momentos de su carrera deportiva.
Leo es un hombre agradecido. Y, por tanto, bien nacido.
Pero de tonto no tiene ni un pelo.
Bien, Leo, bien. Te queremos un poco más.
José Antonio Rosa