Pasen y lean la historia del ramo de flores que los asesores le llevaron a la alcaldesa Quislant de desagravio por esa prensa canallesca que cuenta cosas horribles sobre el normal cese de asesoras

Lo de la alcaldesa Quislant es una radionovela… De aquellas del siglo pasado… Y es que lo que está pasando en el consistorio de la villa no tiene otra explicación…
Esto fue lo que pasó el viernes pasado, en versión libre para la radio, sucedió en el Ayuntamiento de Pozuelo…
Silencio, se graba…
“El aire de la segunda planta del Ayuntamiento de Pozuelo olía a nardos y a violetas… y, de vez en cuando, el eco traía delicadamente aquellos maravillosos versos…
“La alcaldesa está triste… ¿Qué tendrá la alcaldesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La alcaldesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor”.
Todo era calma en el llamado “Pasillo del Infierno”…
De pronto, la puerta del despacho del fondo a la derecha (el de la alcaldesa) se abrió violentamente… Y una voz desde su interior gritó…
– Pelegrina…
– Dime, alcaldesa…, contestó raudo y veloz su jefe de Gabinete…
– ¿Has escrito tú esa chorrada de versos que se oyen por toda la casa?
-¿Cuáles, alcaldesa?
– No te hagas el tonto que te conozco… Esos que dicen que estoy triste…
– Ah, no… Son de Rubén Darío, alcaldesa… Lo que pasa es que Ulecia, como es muy cachondón, ha cambiado lo de ‘princesa’ por ‘alcaldesa’… Pero es broma…
– Pues llámale y dile que no estoy triste… Que estoy cabreada con lo que ha escrito el Viejo en su periódico… Y basta. Dile también que menos bromas…
– Ya imagino… Ya imagino… Ahora le llamo… Menudo desahogado está hecho el Viejo y todo porque echaste a dos asesoras… Cómo si no pudieras hacerlo cuando te diese la gana…
-Eso digo yo…
Y la puerta se volvió a cerrar con violencia…
Pelegrina se quedó de piedra en medio de aquel terrible pasillo, sudando y temblando (le pasa siempre…) Quiso decir algo más pero tenía la boca tan seca que no articulaba palabra alguna… Se dio la vuelta y se dirigió a su despacho…
Se sentó en la mesa, sacó la lista de eventuales del PP del Ayuntamiento, cogió el teléfono y empezó a marcar…
–Hola, soy Pelegrina… Vente a mi despacho rápidamente…
Y colgó… Y volvió a marcar..
–Hola, soy Pelegrina… Vente a mi despacho rápidamente…
Y colgó y volvió a marcar…
-Hola, soy Pelegrina… Vente a mi despacho rápidamente…
-¿Quién? ¿Quién has dicho que eres?
–Pelegrina, idiota. Luis Pelegrina y vente a mi despacho inmediatamente…
Y colgó y volvió a marcar…
-Hola, soy Pelegrina… Vente a mi despacho rápidamente…
Y así hasta 13 veces…
Cinco minutos después, todos los eventuales del PP (que aún no han sido cesados) estaban en el despacho del Jefe de Gabinete de la alcaldesa Quislant…
– Os he mandado llamar, empezó Pelegrina…
–Falta Megide…, dijo uno de los eventuales…
–Y qué carajo nos importa Megide… Ese hará lo que yo diga o lo que le diga su mujer que para eso es amiga de la alcaldesa… Y que nadie me interrumpa más… El caso es que la alcaldesa está…
–Triste, la alcaldesa está triste…, dijo otro eventual. Ya lo hemos oído… Qué gracioso es Ulecia…
-Y dale… Está cabreada… Muy cabreada. El Viejo del Blog la pone de los nervios… Y hoy la cosa está que arde con los ceses de ayer… Y he pensado que lo mejor que podemos hacer es regalarle un ramo de flores para que vea que la queremos y se le pase pronto el cabreo… (PAUSA) De hecho ya lo he encargado… Ahora lo traerán… Lo pagaremos a escote…
–Que lo pague el Ayuntamiento, ‘Pele’, yo voy muy mal este mes, dijo otro eventual…
–Tú te callas y pagas. Y no me llames ‘Pele’ que me cabrea mucho… Y no se hable más…
Diez minutos después (ya con Megide que había llegado muy preocupado por su puesto de trabajo), todos los asesores del PP con Pelegrina a la cabeza, que por cierto portaba el ramo de flores como no podía ser de otra forma, se presentaron en la puerta del despacho de la alcaldesa y el jefe de Gabinete llamó suavemente con los nudillos…
Después, aunque no obtuvo respuesta, abrió despacio la puerta y asomó la cabeza…
-¿Se puede, alcaldesa?
–Dime, Pelegrina… ¿Qué quieres ahora…?
–Nada, que yo y los chicos te hemos comprado un ramo de flores y venimos a traértelo… Queremos regalártelo en desagravio por lo que el Viejo te hace sufrir…
-¿Ah, sí, qué bonito…? Sois un encanto… Pasad. Me vais a hacer llorar…
Y lloró…
La alcaldesa llora siempre… Ella tiene una singular cualidad que le hace pasar de la risa al cabreo y al llanto para volver a la risa como si nada y sin solución de continuidad…
–Chicos, de verdad, me emocionáis… No sabéis cómo os lo agradezco… Estaba fatal… En Pozuelo hay una prensa canallesca que no entiende que yo soy como vuestra madre y os quiero como a mi hijo… Y que os puedo nombrar o cesar cuando yo quiera… Es así… Y lo sabéis bien… Por eso, os agradezco este reconocimiento…
A ver, Pelegrina, sácanos una foto que la voy a colgar en las redes sociales para que vea todo el mundo lo que me queréis y lo buenos que sois conmigo…
-Alcaldesa, es que yo quiero salir también en la foto…
-Bueno, bah, llama a una secretaria…”
Y en el aire se oyó otra vez una nueva estrofa…
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
La alcaldesa ya no está triste, ahora la princesa está pálida.
Y se hicieron la foto… Y la alcaldesa la colgó en su cuenta de twitter…
(Joé, no sé si fue más cursi el acto o su publicación. De vergüenza ajena)
Juan Manuel Sánchez