Pánico al despegar un avión de Iberia en Madrid y salir «cinco bolas de fuego» del motor que, según Iberia se produjo por una «ingesta de pájaros»

El vuelo IB3134 con destino Düsseldorf del pasado 1 de noviembre fue muy accidentado. Antes de las 19.00 horas embarcaron 200 personas en la terminal 4 del aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez con destino a la ciudad del noroeste de Alemania sin esperarse la pesadilla que vivirían cincuenta minutos después: un motor ardiendo, «cinco bolas de fuego» y un aterrizaje forzado, según cuenta ABC.
Ubicados ya en los asientos correspondientes, todos esperaban que se produjese con normalidad el despegue para disfrutar en Alemania del puente de Todos los Santos. A las 19.50 el avión se puso en marcha, pero no se había levantado del suelo cuando se iluminaron las luces de emergencia de la cabina naranja. A pesar de ello, según denuncian, siguió su curso, debido a que ya había pasado la zona de perimetraje y alcanzado tal velocidad que no podía dar marcha atrás. Despegó a duras penas. «En la carrera del despegue el avión se zarandeaba de un lado a otro. Cuando consiguió despegar, notamos dos grandes golpes», indica Julia, una jerezana que acudía al país germano a visitar a un familiar enfermo, acompañada de su marido, Manuel, y sus dos hijos, de 10 y cuatro años.
«Tras los golpes, los pasajeros que estaban en el lado derecho del avión vieron cinco deflagraciones. Nosotros, en el izquierdo, sentimos un ruido horrible», continúa la mujer: «Agarré a mi hija y nos agachamos, en posición de emergencia, para intentar protegernos». En ese momento, el pánico se apoderó de ellos. Informaron a las azafatas de Iberia pero no obtuvieron respuesta. El avión no conseguía alcanzar altura. «Vimos salir cinco bolas de fuego. El motor se apagó pero continuó el despegue, ya que se había sobrepasado el punto de no retorno», indica A. M., otro de los pasajeros.
La aeronave pasó media hora en el aire para poder soltar combustible y realizar un aterrizaje de emergencia. A las 20.30 volvió a tocar tierra. En ese momento, varias dotaciones de bomberos se desplazaron hasta la pista, algo que siempre se hace por prevención en los aviones que presentan alguna incidencia. «La máxima de la aviación es la seguridad, por eso se actuó y se declaró la alarma social, una denominación común cuando los comandantes detectan alguna anomalía», informan fuentes de AENA.
Los pasajeros esperaron, por prevención, dentro del avión, mientras los bomberos descartaban algún problema de sobrecalentamiento. Esa fue la primera información que recibieron por parte de la tripulación, después de que se les comunicase que iban a aterrizar. Nerviosos ya, algunos utilizaron una bolsa de cartón para poder respirar mejor.
«A mi lado iba sentada una familia con niños pequeños. El hombre comenzó a rezar para que no pasase nada. La gente estaba preocupada», dice A. M. «Nos dijeron que el motivo de las explosiones y de que el motor dejase de funcionar era porque se había introducido un pájaro en él», comenta Julia sobre la explicación que obtuvieron de la aerolínea. «Fue muy peligroso. Estábamos en shock. Sentimos que nuestra vida estaba en peligro. Yo, que me sentaba en la parte trasera derecha del avión, pude presenciarlo todo», confirma M. O. la versión dada por sus compañeros de vuelo.
Por su parte, la «ingesta de pájaros en el motor» es el motivo del retorno que recoge el informe técnico de Iberia. «Esto encaja en las miniexplosiones que vieron los pasajeros», afirman fuentes de la compañía aérea a ABC.
Cuando esto ocurre, y más en el despegue, el avión debe volver a su aeropuerto de origen «para evaluar los daños y ver hasta qué punto el motor está inhabilitado». A las 20.20, según la compañía, el comandante informó de que volvían a tierra. Y a las 21.00 se les desembarcó.