Historias para no dormir del Ayuntamiento de Pozuelo: La broma pesada y de mal gusto que gastó la alcaldesa Susana Pérez Quislant y que se quedó a tres centímetros del mobbing…
(Como todos los años en Agosto, hay que recordar lo que ha sucedido en la temporada político-pozuelera. Para ello, vamos a repetir algunos artículos que se han ido publicando a lo largo del año. Hoy, un artículo publicado el 24 de noviembre de 2017)
La historia que voy a contar, como tantas de las que se cuentan en los pasillos del viejo convento convertido en Ayuntamiento de Pozuelo, está basada en hechos reales. Me la han contado con nombres y apellidos. La sabe todo el mundo.
Al principio pensé no hacer públicos los nombres de algunos protagonistas porque, conociendo como conozco a los responsables de esa Casa Grande y a quién empuña la vara de mando, podía ser causa de desquites pero creo que es bueno publicarlos aunque solo sean sus nombres de pila. Estoy seguro de que, muy al contrario, es una forma como otra cualquiera de protegerlos. Si los sancionan se sabrá la causa.
También pensé, en algún momento, que era una trampa saducea para “pillar” a las personas que me lo contasen y decidí no publicarlo por ello. Me pareció todo tan absurdo que creí que el hecho se había llevado a cabo para que esos protagonistas de la historia la contasen nada más salir del “Corredor del Infierno” y que, entre otros, me la contasen a mí. Y en cuanto yo la publicase, eureka, “ya tenemos a uno de los que le chivan cosas a El Correo de Pozuelo”. En el Ayuntamiento de Pozuelo, a las fuentes de información les llaman chivatos. Nunca se pararon a pensar que si la gente cuenta cosas de torpes es que hay torpes que las hacen.
Pero no fueron ellos quienes me lo contaron.
Tampoco contaré la historia con pelos y señales. No hace falta. Pero si quiero que quede constancia del hecho porque me parece obsceno e indigno de su autora.
Y, tras algunas vueltas, he decidido hacer una versión libre para la radio (al estilo de los viejos guiones) con el objeto de intentar quitarle hierro y gravedad al tema, que la tiene y mucha, ahora que ya han pasado unas semanas…
CONTROL: MUSICA A PRIMER PLANO Y A FONDO.
NARRADOR: Cuando Marisa, Rocío, Paloma y Luis se encontraron en el “Pasillo del Infierno”, camino del despacho de la alcaldesa Susana Pérez Quislant, intuyeron que no sería para nada bueno…
Les había llamado su secretaria a los cuatro y a todos urgentemente…
SECRETARIA: Oye, que vengas enseguida. Te llama la alcaldesa. Sí, ahora.
NARRADOR: Aquello no era normal. Ellos cuatro no eran más que unos eventuales del montón y en los pasillos del Ayuntamiento se hablaba de escabechina de eventuales que se iba a hacer, para contentar a Enrique Ruiz Escudero y su plan, a medias con la alcaldesa, de ir metiendo a su gente en el Ayuntamiento… Aquello no podía ser bueno…
SECRETARIA: Ya estáis aquí, bien. Esperad en esa salita.
NARRADOR: Y en ella entraron. En la salita, aquellas cuatro criaturas no hablaron ni una sola palabra… No presentían nada bueno. No podía ser bueno… No podía serlo…
Al cabo de 25 minutos largos…, la puerta se entreabrió…
SECRETARIA: Que dice la alcaldesa que paséis…
NARRADOR: Nadie dijo nada… Asintieron con la cabeza y únicamente una de las chicas hizo una mueca a modo de sonrisa…
La secretaria abrió la puerta del despacho de la alcaldesa, dejó pasar a aquellas cuatro personas y cerró.
Susana Pérez Quislant les recibió con gesto adusto y no hizo la más mínima indicación para que se sentasen… Quería mostrar desde el primer momento que les disgustaba su presencia…
ALCALDESA: Bien, os he mandado llamar para comunicaros la decisión que he tomado sobre vosotros… A los cuatro juntos…
(PAUSA VALORATIVA)
NARRADOR: El aire se podía cortar en aquel momento con un cuchillo… La tensión era máxima… Aquello no era el final del “Pasillo del Infierno”, era el “Corredor de la Muerte” y se había llegado al final…
ALCALDESA: Tengo que deciros que estáis despedidos los cuatro… Siento deciros esto pero es lo que hay… Necesitamos hacer hueco entre los eventuales para que puedan entrar otros y he pensado que vosotros sois los elegidos… No tengo buenas referencias vuestras…
(PAUSA VALORATIVA)
NARRADOR: El silencio era absoluto. Se podía oír el vuelo de una mosca….Aquello era una forma cruel de decir cosas tan sensibles que los dejó paralizados… No podía ser cierto… Alguna de las chicas creyó que se desmayaba… Otra movió la cabeza intentando negar la realidad… Y alguien masculló una palabra ininteligible que sonó a todo menos a algo agradable…
La alcaldesa ni se inmutó… Seguía sentada tras su mesa, dominando la situación… Como regodeándose en ella…
ALCALDESA: Yo no quería pero sabéis de sobra lo que me molestan los traidores… Y alguno de vosotros lee El Correo de Pozuelo… Y otros lo comentan… Y, por lo tanto, estoy segura de que alguno le chiváis cosas al Viejo…
NARRADOR: Aquellas cuatro personas no se podían creer lo que estaban oyendo… Lo que estaba pasando no podía ser verdad… Una de ellas palideció… la otra se atusó el pelo… otra se apoyó en una silla para no caerse y otra empezó a darse la vuelta para irse…
La situación era insostenible…
Entonces la alcaldesa se levantó de su sillón y, cambiando el rictus de su cara, en sus labios apareció una sonrisa…
ALCALDESA: No… No os lo creáis…(RISA BOBA) No voy a despediros… Es una broma que os he querido gastar… Os he llamado…
NARRADOR: Pero ya nadie la oía… ¿Una broma? ¿Cómo una broma…? El pensamiento de aquellas personas giraba como un torbellino…
ALCALDESA: Sí, era una broma… Os he llamado para anunciaros que os voy a cambiar de trabajo… Pero no os voy a echar…
Es cierto que esto lo podía haber hecho el concejal de Recursos Humanos pero, me he dicho, lo voy a hacer yo y de paso les gasto una broma ahora que tanto se habla de despidos entre el personal eventual… Pero nada… Era una simple broma…
NARRADOR:
Pero no había sido una simple broma… Había sido una broma de tan mal gusto que se había quedado a tres centímetros del mobbing…
CONTROL: MUSICA A PRIMER PLANO Y RESUELVE.
Lo que pasó después, todos los lectores se lo pueden imaginar…
Verdad verdadera, que decía el Herrera…
El Capitán Possuelo