Los currículums de los políticos están de moda en España y, por supuesto, en el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. Y a mí me parece muy bien porque eso es lo que se llama transparencia

Sobre titulaciones universitarias, existentes o no, fue la tertulia del sábado después de una comida divertida con Sebastián y mi prima Paqui.
Sebastián nos matizó que a veces las titulaciones que algunos políticos se ponen en sus CV (sin dietas) son falsas, rimbombantes o pedantes. Algunas, incluso, de esas que no se pueden ni rastrear.
Y claro. Llegó el turno a Pozuelo y nuestros más que acaudalados concejales. Todos se merecen un repaso. Pero, como es obvio, empezaremos por el protagonista político de nuestro pueblo, el Partido Popular.
Dicen (dice Sebastián) que sobre este tema mucho se ha hablado en las filas del PP. Recuerda hace años que Mónica García Molina, fiel escudera de Jesús Sepúlveda y su entonces “novia”, se colocó honores de partido que no tenía desde la Asamblea de Madrid. Presumía de ser adjunta de algún “fontanero pepero” y algunos de la época se desternillaban de risa.
Sebastián dijo que recordaba unas fiestas de Nuestra Señora de la Consolación escuchar estos comentarios en la caseta del PP. “La pusieron a caldo. Eran varios concejales. Pero, claro, si todo era mentira. Pues es comprensible”.
García Molina con su diplomatura en Turismo, nunca soñó llegar tan alto. O si, dicen las malas lenguas. Desde aquella llamada para que la colocaran por algún favor anterior hasta hoy, la madrileña que vive de los pozueleros, lleva chupando del bote político más de 20 años. Y sin formación política alguna.
Siempre presumió de ser amiga de Sepúlveda y de aquella que vivió con él hasta que dejó de ser Alcalde, ninguno recordamos el nombre de la joven, íntima amiga de Mónica. Pero, cuando Sepúlveda tuvo que dimitir, se vendió al siguiente postor. “No tiene escrúpulos para sobrevivir”. Ella y su amiga (ex novia de Sepúlveda), volaron de su lado. “No coment”, como diría Ulecia, según el Capi. (Risas y más risas)
Ver lo que cada uno ha declarado en su CV dice mucho de los políticos. Y Mónica (que ya ni aparece en la página de la Asamblea de Madrid) nunca tuvo escrúpulos en ponerse medallas que no le correspondían. ¿Por qué no está su CV de aquella VII Legislatura en la red?
Sebastián riéndose y con café en mano dijo que era mejor borrar ese pasado que dejarla en evidencia. Porque parece que su CV político hoy podría acarrearle más de un problema. Sobre todo, porque a quien utilizó podría desmentirla públicamente. Aunque no hace falta, ya lo hizo su pareja actual.
Primera concejala cuestionada por sus méritos curriculares. Ahora solo nos falta saber si el Diploma es oficial o no. ¿Dónde estudió?
No es que seamos mal pensados, pero Mónica destila un poco de “mentirijillas” en su vida política. Profesionalmente, poco se puede decir de ella. Poco o nada. Bueno, lo demás es archiconocido.
Su arte para dejar colgados a quienes confiaron en ella es proverbial. ¿Confiaron? Su disposición siempre natural a culpar a todos o al que pasaba por ahí de su mal hacer, es casi infinita. Su nula capacidad para gestionar lo público y su incapacidad manifiesta para ser responsable de algo está en los anales pozueleros.
Y Sebastián y Paqui se preguntaron en voz alta: ¿Sigue encerrando alguna verdad esta mujer que sólo ha sabido chupar de la política?
Solo le pude contestar: Ojalá algún día alguien se atreva a contar toda la verdad de Mónica García Molina. A eso ahora le llaman transparencia.
Sira Q.