Meghan Markle sigue dando pasos firmes en su papel como futura consorte de Enrique de Inglaterra. La prometida del príncipe ha acudido este lunes junto al resto de la familia real al servicio por el Día de la Commonwealth. Un acto celebrado en la abadía de Westminster al que también ha asistido, como no podía ser de otra manera, la Reina de Inglaterra.

Esta es la primera vez que Markle e Isabel II coinciden dentro de la agenda oficial de la Familia Real y lo hacen en un acto de gran importancia para el príncipe Harry, quien en abril recibirá un puesto destacado dentro de la mancomunidad de 53 países.

Para la ocasión, la norteamericana ha elegido un abrigo blanco de Amanda Wakeley y una boina de Stephen Jones a juego, demostrando una vez más que su estilo es más que adecuado para convertirse en miembro de los Windsor.

En esta ocasión, Markle ha coincidido también con sus suegros, el príncipe Carlos y la duquesa de Cornualles, con los duques de Cambridge o la primera ministra de Reino Unido, Theresa May.

Precisamente, este lunes los tabloides se hacían eco de la posiblidad de que Markle vista un diseño de Ralph & Russo el día de su boda, un vestido que podría alcanzar los 500.000 euros. La novia se alejaría así de Alexander McQueen, firma elegida por Catalina de Cambridge, y de las posibles comparaciones con su cuñada, para confiar en los diseñadores que firman el vestido con el posó en las fotos oficiales de su compromiso.