Agua y Espacios verdes en la Comunidad de Madrid. Un artículo de José María Martín Guillen

Desde los ya lejanos tiempos de mi paso por el Instituto donde me inicié en la curiosidad y aprendizaje de los temas medioambientales, de la mano de un viejo profesor de Ciencias de la Naturaleza apasionado de su asignatura, mucha agua ha pasado por debajo de los puentes. Me enseñó, nos enseñó, a valorar al agua en su justa y decisiva medida: como base de la vida, como un bien precioso de todos y para todos, como un patrimonio común de los seres humanos y de todos los seres vivientes, como elemento esencial en la creación y disfrute de zonas verdes, y un largo etcétera. Fue la primera vez que oí, de su boca, el antiguo refrán castellano “algo tendrá el agua cuando la bendicen”, y él, subrayando esa importancia con un sentido épico, nos recordaba las numerosas guerras que el agua ha originado, los sangrientos conflictos por el control del agua protagonizados por diferentes pueblos y naciones a lo largo de la Historia. Sus clases serían como un chispazo iniciador de un interés por el agua que ha ido creciendo a medida que fuimos siendo más conscientes de asunto tan transversal y de tanta transcendencia.
Esas ideas me vinieron a la cabeza hace dos días después de un corte en el suministro de agua, de unas veinticuatro horas de duración, producido, según nos explicaron, por una avería en la conducción de la misma a la urbanización en la que vivo y que hemos sufrido todos los convecinos. Contrariado, reflexioné un rato largo sobre las enseñanzas de aquel entrañable profesor de mi adolescencia que tan bien nos mostró el camino. Sé que hoy, sin duda alguna, él estaría totalmente de acuerdo en que la gestión del agua debe ser pública a partir de los Ayuntamientos; que es obligación inexcusable de todos hacer un uso racional de ella; que su mala utilización debe recibir sanción administrativa, e incluso penal en casos graves; y que especular con el agua siempre será un rechazable, por indeseable, modo de enriquecerse.
Estoy seguro, además, que estaría de acuerdo en que gestionar el agua en una Comunidad como la madrileña conlleva también ahorrar en la potable utilizando ésta exclusivamente para consumo humano, mediante la creación en todos los municipios de redes de agua no potable para otros múltiples usos como antiincendios, piscinas, limpieza y riego, tanto en su vertiente pública como privada.
Al igual que ocurre con el agua, una ciudadanía madrileña cada vez más exigente, inteligente y formada, demanda un entorno saludable para mejorar y proteger la convivencia y para preservar los espacios verdes transformando nuestras ciudades y pueblos, dado que los espacios verdes contribuyen a regular la temperatura, favorecen la limpieza de la atmósfera de partículas en suspensión, ayudan a reducir el ruido de las ciudades, producen un efecto positivo en nuestro estado de ánimo, etc.
Pero ¿cuántos metros cuadrados de zonas verdes deberíamos tener en las ciudades? Hace bastantes años, la Organización Mundial de la Salud ya se preocupó por este aspecto y desarrolló un informe que determinaba como necesarios entre 10 y 15 m2 de área verde por ciudadano. Hoy, Madrid capital cuenta ya con 20 m2 pero se deberían establecer unos objetivos para otras ciudades y pueblos de nuestra Comunidad que no hayan alcanzado aún los 15 m2.
El cómo lograrlo requiere la implicación de los poderes públicos y de la ciudadanía, la toma de conciencia desde la infancia, educación en definitiva, y la adopción de diversas medidas: fomento del transporte público y potenciación de modos alternativos (coche eléctrico, bicicletas, vehículos compartidos); creación de espacios verdes en las ciudades, en sus accesos, en sus edificios y terrazas; impulso de la sostenibilidad de los espacios verdes mediante la implantación de vegetación autóctona del territorio junto con la conservación del agua que ayude a prevenir en gran medida la profusión de incendios en épocas estivales y de sequía; creación y desarrollo de espacios en las poblaciones destinados a huertos urbanos; e incremento del uso deportivo, cultural y de relación entre los ciudadanos dentro de parques y jardines municipales.
Por otro lado debe valorarse la ampliación de los espacios naturales protegidos ya existentes en la Comunidad de Madrid, y la creación de otros nuevos, otorgándoles el valor de generadores de riqueza sostenible ya sea a través de su potencial turístico, de caza y pesca controlada, de recolección de productos naturales de temporada, riqueza maderera, ganadera, etc.
Para nosotros, ese es el camino.
José María Martín Guillen, Secretario General de Coalición Centro Democrático (CCDcentro )
Coordinador de CCDMadrid