Melania Trump encarna el sueño americano, pasando de exmodelo eslovena inmigrante a primera dama

La nueva primera dama de Estados Unidos carece de licenciaturas superiores -no pasó del primer año de Arquitectura y Diseño en la Universidad de Lubliana (Eslovenia)- y experiencia profesional relevante de cara a su nuevo papel, más allá de haber sido modelo durante varios años, su condición de políglota (habla esloveno, serbio, italiano, francés, alemán e inglés) y como esposa de un magnate de fama planetaria a punto de desembarcar en la Casa Blanca. Todo un hito. En especial, si pensamos que va a suceder en el mismo rol a mujeres con una amplia formación intelectual; algunas, graduadas en las mejores centros del país, como Hillary Clinton (Yale) o Michelle Obama (Harvard).
Hoy resulta curioso que Donald Trump se hubiera casado con dos emigrantes de Europa del este: Ivana Zelnícková, procedente de la antigua Checoslovaquia, y Melania Knauss, de Eslovenia, cuando este país aún formaba parte de la antigua Yugoslavia. Marla Maples es la única norteamericana de nacimiento de las tres señoras Trump. Y hasta la fecha, solo ha habido un ejemplo histórico de una primera dama, que, como Melania, no nació en territorio estadounidense: Louise Adams, esposa de John Quincy Adams, presidente de 1825 a 1829, y procedente del Reino Unido.
Durante su campaña, Donald Trump ha mantenido alejada de los focos a Melania, cediéndole el protagonismo a Ivanka, su hija mayor y una de sus principales asesoras. Tras su desastroso estreno en la Convención Republicana de Cleveland en julio, donde su discurso fue un plagio del que hizo Michelle Obama en la Convención Demócrata de Denver en 2008, Trump decidió dejar a su mujer en casa, recuperándola solo en la última semana de campaña para pedir el voto femenino en Pensilvania, un estado clave.
Pese a todo, ella ha cumplido su sueño americano: pasar de ser una de tantas modelos del este de Europa, criada en una humilde familia, a primera dama del país más poderoso del mundo. Nacida en Sevnica (Eslovenia), en abril de 1970, su infancia transcurrió en el escenario de la antigua Yugoslavia de Tito, en una pequeña población industrial y gris.
Hija del gerente de un concesionario afiliado al Partido Comunista local y de una empleada en una fábrica textil, comenzó muy joven a explotar su físico, presentándose a concursos de modelos a los 15 años. Llamó la atención del fotógrafo Stane Jerko, quien la llevó a Milán, donde entró en la nómina de una agencia. Pero su traslado a Nueva York le trajo más rédito. Allí conoció a Donald Trump en una fiesta organizada por la agencia de modelos del magnate, en 1998, y el flechazo fue inmediato por parte de él, quien, por cierto, aún estaba casado con Marla.
En 2004, su noviazgo se exhibió en el reality «The Apprentice» y en 2005, la pareja contraía matrimonio en una boda de relumbrón a la que los Clinton acudieron como invitados. Un año más tarde, Melania obtenía la nacionalidad estadounidense y nacía Barron, convirtiéndose en el quinto vástago del nuevo presidente de EE.UU.