Podemos quiere controlar a los medios de comunicación de la Comunidad manejando la publicidad institucional, como hace el Gobierno de Pozuelo con los medios locales

La publicidad institucional es una poderosa arma política que los gobiernos usan a su antojo para premiar o castigar a los medios de Comunicación según le convengan. Y el ejemplo, lo tenemos aquí, en Pozuelo. Aquí la alcaldesa Quislant hace y deshace a su antojo, que es mucho, premiando a algunos los medios y castigando a otros. Te doy si me tratas bien. No te doy si me criticas.
Incluso, a veces, va más allá. En su reparto político, utiliza la publicidad institucional para doblegar voluntades rebeldes de los medios que la necesitan para vivir. Es indecente.
Con El Correo de Pozuelo es distinto. Este periódico es un enemigo y hay que castigarlo. Al Correo ni agua. Y, si protesta, se le dice que el Gobierno está en “proceso de valoración”. Nunca supe que significa. Yo creía que la publicidad institucional se repartía por audiencias. Pero, en Pozuelo, no. Aquí es puro capricho y, ante eso, no hay quien pueda.
Como este capricho político está a la orden del día y no solo en Pozuelo, el Gobierno de la Comunidad de Madrid se está tramitando una nueva legislación sobre publicidad institucional para, se supone, hacer más justa su distribución y que no dependa del alcalde o el presidente de la Comunidad de turno. O, incluso, del partido que controle el Gobierno regional o local.
Creo que es cosa casi imposible. Casi imposible, créanme, si se mantienen criterios políticos pero eso no quita que sea un loable intento.
La publicidad institucional es como Telemadrid, ya digo, un arma política muy importante y bien que lo saben PP y PSOE. Lógicamente, no han tardado mucho en saberlo también tanto Ciudadanos como Podemos. Ambos partidos emergentes han descubierto que también les gustaría jugar con esa poderosa arma política. Y, para empezar, han decidido introducir enmiendas en el proyecto de ley. Estos partidos han venido a la política para poner enmiendas y lo enmiendan todo.
Ciudadanos no dice claramente a qué jugará con la ley pero ‘me opongo’ por sistema. En su desatino político mental, quieren crear una comisión en la Asamblea para que decida anuncio a anuncio. Han reinventado el Gran Hermano de la publicidad. En lugar de favorecer su autorregulación, quieren ser vigilantes. No sé cómo este Aguado acierta por la mañana a ponerse los zapatos correctamente. Eso del centro le trae a maltraer. Un día se pondrá el zapato izquierdo en el pie derecho y al revés y se dará un buen morronazo. Ya se lo está dando.
En Podemos, en cambio, son mucho más sibilinos. Con su enmienda tratan de imponer, poquito a poquito, su férreo control de todo.
El grupo parlamentario autonómico de Podemos, liderado por José Manuel López, ha presentado una enmienda con ribetes subrepticios. El texto propuesto por el partido de Pablo Iglesias incluye que “no podrá realizarse publicidad ni comunicación institucional en soportes o medios de comunicación que den difusión a anuncios de contactos o cualquier otro de carácter claramente sexista”. Toma, Flan Danone.
No explica el significado del término sexista pero es lo que se lleva y se aprovecha. Saben y lo están consiguiendo que una de las formas de controlar la sociedad es eso del sexismo. El sexismo es un instrumento maravilloso para controlar esa moral cívico escrupulosa que tratan de imponer para llegar al poder. Luego ya veremos.
De hecho, la enmienda dice que cualquier medio es susceptible de ser vetado por tener publicidad considerada “sexista” aunque, claro, no se especifica el criterio con el que se calificaría así una inserción publicitaria. No se sabe. Puede ser una modelo que anuncia un perfume o, simplemente, el anuncio de un sujetador. O unos lápices de colores. Con estos nunca se sabe.
Espero que ambas mociones no prosperen.
Porque la única forma de ajustar la distribución publicitaria institucional a los medios es la de la decencia de los políticos.
Y, en cualquier caso, cuando falla esa decencia como es el caso de Pozuelo, lo único que se puede hacer es darle armas legales a los ciudadanos para denunciar esa indecencia ante los jueces. Lo demás, pamplinas.
Juan Manuel Sánchez