Previa de un otoño político caliente en el PP a causa del Congreso Nacional (no hay más remedio) y el Congreso Regional de Madrid (con cambios estructurales)
Bueno-bueno, pues ya llegó el verano. Un verano un poco atípico la verdad, por eso de la formación de gobierno. Aunque yo creo que el futuro a corto plazo será menos incierto de lo que en un principio pudiera parecer.
Vamos, que habrá gobierno del PP. Probablemente de estabilidad incierta, pero habrá fumata blanca y no tardando mucho. No sé si será más un deseo que una realidad pero quiero suponer un mínimo de responsabilidad y sentido común a nuestros representantes o, por lo menos, una cierta dignidad para no hacer el ridículo.
Pero hoy voy a hablar del otoño caliente que se nos avecina no en las negociaciones entre las formaciones políticas si no en sus tripas. Todos los partidos se enfrentarán después del verano a reorganizaciones importantes, por unos motivos o por otros.
Hablemos del PP. A la dirección nacional de los Populares no les va a quedar más remedio (aunque algunos intentarán resistirse) que convocar el sempiternamente aplazado Congreso.
A Rajoy cuyo lema a la hora de solucionar problemas es “mañana será otro día” no le quedará otra que permitir que se celebre ese Congreso que, como ya dije la semana pasada, ha de ser un congreso abierto porque el Partido Popular ha cubierto un ciclo y es esencial la renovación de sus líderes.
Ese Congreso Nacional irá seguido de los regionales y por lo tanto es previsible que Madrid celebre también su congreso antes de fin de año o a principios del próximo.
Les recuerdo que Madrid está dirigido en este momento por una Gestora presidida por Cifuentes, después de la súbita dimisión de Aguirre.
La batalla por Madrid se presenta interesante. Si Rajoy hubiese fracasado con un mal resultado en las últimas Elecciones, Cifuentes hubiera sido incontestable para presidir el PP regional y quién sabe si incluso el PP Nacional. Sin embargo, la dirección nacional ha salido reforzada por lo que su opinión contará, y mucho, en el próximo congreso de Madrid.
Y me parece a mí que quien lidere el Partido no querrá, bajo ningún concepto, repetir el formato de Aguirre todopoderosa y preferirá, sin duda, un presidente del Partido en Madrid que no coincida con el presidente de la Comunidad.
Este fue el modelo que tuvo Madrid durante todo el mandato de Gallardón, pero llegó Aguirre “enemiga de bicefalias según me dé el aire” y se cargó el modelo en contra de la dirección nacional del Partido.
Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid entonces, era la líder del Partido con el cargo ejecutivo más importante de España (recordemos que contra todo pronóstico el PSOE ganó las Generales en marzo de 2004, tres días después de los atentados del 11M), por eso, en el Congreso celebrado en noviembre de ese año nadie tosía a Esperanza, con el pusilánime Rajoy instalado en la oposición y ella como bastión indiscutible de la derecha española.
Ahora la situación es otra y probablemente la escarmentada dirección nacional no quiera permitir tanta concentración de poder en una baronesa regional.
¿Quién querría una Aguirre bis? No lo veo, no lo veo.
¡Ah! y después del congreso de Madrid vendrá el de Pozuelo. Pero de ese, si les parece, hablamos otro día.
Manuela Malasaña