Cuando Mar Flores comunicó su separación ya estaba en Bali para evitar a la prensa
Después de 18 años ligada a Javier Merino, Mar Flores vuelve a formar parte de la lista de mujeres libres y mediáticas, susceptibles de dar muchos titulares a la prensa del corazón, como lo ha sido Isabel Preysler después de cada divorcio o después de quedarse viuda de Miguel Boyer. La imagen que proyectaba hasta ahora el matrimonio Merino-Flores era ésta: cuatro hijos, estabilidad sentimental y vida tranquila.
Así era hasta el comunicado, estratégicamente publicado en una apacible tarde de Jueves Santo, al día siguiente de que las revistas del corazón ya estuvieran en los quioscos y se hubiera producido la gran desbandada de periodistas de sociedad en busca de su propio descanso. Cuando la noticia de su separación llegó a las agencias, Mar Flores ya estaba lejos.
Y así lo confesaba ella misma a un amigo que le había enviado condolencias y apoyo: “Gracias sinceramente. Me he ido de Madrid para evitar a los reporteros que ya estarán a la puerta de mi casa”. Hay quien dice que se ha ido a Bali, donde hay una pequeña colonia de españolas amigas, como Jacqueline de la Vega o Raquel Meroño, que podrían haberle dado cobijo.
Pero no le hace falta irse tan lejos a la ex modelo para pasar sus vacaciones. Mar Flores tiene que volver, los cuatro hijos de su matrimonio con Javier Merino van al colegio y ella tiene (más o menos), una empresa de ropa y detalles para el hogar, como unos cojines (imposibles) que llevan bordada la palabra MAR. O unos bolsos con los que algún modista amigo desfila en Cibeles. Poca cosa.
A partir de ahora, Mar Flores está de nuevo en el mercado. Le lloverán ofertas para posar en el photocall de alguna marca. Le pagarán una fortuna por su primera entrevista en exclusiva. Le extenderán un cheque gordo por asistir a alguna fiesta importante.
Contaban hace unos años en el despacho de un empresario extranjero que tenía negocios con Javier Merino que el marido de Mar Flores había pasado por allí lamentándose de que se veía incapaz de mantener el tren de vida al que le obligaba su matrimonio con la modelo de Usera.
Poco después renunciaba al avión privado. Más tarde, Hacienda le embargaba el yate con el que navegaban por Ibiza. Hace unas semanas, Merino era absuelto de dos delitos fiscales pero la revista Diez Minutos demostraba con unas fotos impactantes que no todo iba bien en la vida del empresario: le vimos lloroso y abatido en el banco de un jardín cercano a los Juzgados.
Y es que además de que sus negocios bordean la ruina, todavía tiene pendiente un asunto judicial en Estepona. Merino y otros empresarios fueron imputados en el caso Astapa, una supuesta trama corrupta en la que ediles municipales recibían pagos a cambio de licencias de obras.
Mar Flores siempre tuvo a su lado hombres importantes. Millonarios como Fernando Fernández Tapia, que puso su fortuna a sus pies. Aristócratas sin fortuna, como Carlo Constanza o Alessandro Lequio. Y títulos nobiliarios con herencia a muchos años vista, como Cayetano Martínez de Irujo. El nivel de los escándalos orquestados en el entorno de esta bella mujer, portada de Interviú incluida, fue muy alto hasta que sentó la cabeza. Pero Javier Merino fue un error de cálculo. Por eso Mar Flores ha vuelto donde solía.