Una feminista radical, llamada Beatriz Gimeno, recomienda sexo anal para los varones como solución a la violencia machista
Las declaraciones que hoy quiero comentar se produjeron hace ya bastante tiempo, pero son tan inusitadas que no voy a dejar pasar ni un día más para comentarlas. La parida de hoy viene de una tal Beatriz Gimeno, número 4 en la lista de Podemos a la Comunidad de Madrid.
Entre otras muchas perlas sapienciales, esta señora afirma que “En la mayor parte de los periodos históricos las mujeres, si hubieran podido elegir, hubieran escogido no mantener relaciones sexuales con los hombres, no vivir con ellos, no relacionarse con ellos, es olvidar algo fundamental en la historia de las mujeres (y de los hombres)”. Sería curioso llevar a cabo una encuesta entre las féminas para saber cuántas están de acuerdo con semejante postulado.
También dice que “Es la heterosexualidad la que, verdaderamente, se clava en las vidas y en los cuerpos de las mujeres. Situarse en el espacio físico del lesbianismo puede resultar liberador en tanto que se asume una posición de outsider respecto de la heterosexualidad, en tanto que el cuerpo se siente más libre y respira.” Importantísimo hecho que deberíamos poner en conocimiento de toda mujer, dada la importancia que la respiración tiene para el cuerpo humano.
En otro momento asegura que “La violencia machista sólo la ejercen los hombres contra las mujeres porque los hombres son los únicos que en esta sociedad se pueden encontrar en la posición masculina […] Sólo un hombre puede sentir que tiene la legitimidad simbólica, cultural, histórica que le da el patriarcado para matar a su mujer. […] Cuando un hombre mata a una mujer por machismo, es un asesinato por odio a las mujeres, que es lo que es el machismo simplificando mucho». A este respecto, hay que recordar, según la Wikipedia, cómo funciona el mecanismo psicológico que llamamos “proyección”. “La proyección es un mecanismo de defensa por el que el sujeto atribuye a otras personas las propias virtudes o defectos, incluso sus carencias (falta). En el caso de la proyección negativa, ésta opera en situaciones de conflicto emocional o amenaza de origen interno o externo, atribuyendo a otras personas u objetos los sentimientos, impulsos o pensamientos propios que resultan inaceptables para el sujeto. Se «proyectan» los sentimientos, pensamientos o deseos que no terminan de aceptarse como propios porque generan angustia o ansiedad, dirigiéndolos hacia algo o alguien y atribuyéndolos totalmente a este objeto externo”.
Casi me avergüenza parafrasear cuando esta dama señala que “dado el profundo simbolismo asociado al poder y a la masculinidad que tiene en la cultura patriarcal la penetración (a las mujeres), ¿qué podría cambiar, que importancia cultural tendría una redistribución igualitaria de todas las prácticas, de todos los placeres, de todos los roles sexuales, incluida la penetración anal de mujeres a hombres?” Discúlpenme mis lectores, pero me siento eximido de comentar unas frases que, creo, retratan muy bien a la persona que las enuncia.
En el fondo no hay nada nuevo. Como dice la señora Gimeno (que por cierto estudia filología bíblica): “La heterosexualidad no es la manera natural de vivir la sexualidad, sino que es una herramienta política y social con una función muy concreta que las feministas denunciaron hace décadas: subordinar las mujeres a los hombres”.
A este respecto, cuando se habla de la famosa “Ideología de Género”, (según la cual el ser hombre o mujer son roles que se adquieren y se deciden influidos por la cultura, la educación y el entorno, es decir, que no se “nace” hombre o mujer, sino que uno se “hace” hombre o mujer) deberíamos recordar que, según el IESE, en diciembre del 201 el Consejo Nórdico de Ministros (Consejo Intergubernamental de Cooperación Nórdico: Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia) decidió cerrar el Instituto de género nórdico llamado NIKK. ¿Por qué razón? Porque a un periodista de la televisión noruega de nombre Harald Eia se le ocurrió hacer unas “inocentes” preguntas a destacados pensadores del NIKK y luego fue transmitiendo las respuestas que dieron a varios destacados científicos sociales de Inglaterra y EEUU, los cuales se rieron abiertamente del carácter anticientífico de los expertos en ideología de género.
Al contemplar en la televisión la debacle del NIKK, los sensatos noruegos se preguntaron por qué razón habrían de financiar con 57 millones de euros una institución que no servía para nada, así que la jugosa subvención fue retirada. Y digo yo… Si esto ha sucedido entre los nórdicos, modelos de igualitarismo donde los haya, ¿no podríamos hacer algo parecido en España? Sí, incluso aunque los alaridos de protesta de quienes se nutren de dinero público se oyeran en las Antípodas.
Y a la señora Gimeno, a la cabeza de todos…
Abelardo Hernández