Pablo Rivas ha pasado de estar ‘muerto’ a coordinar la campaña de Adrados y ahora quiere ser el número 2 de su lista

(31-03-15) He tenido algunas críticas por el final del anterior artículo sobre la señora Pérez Quislant ya que nadie entendía que le pidiese, si pasaba por la calle Pontejos, que me comprase lana para hacerle un jersey a Enrique Ruiz. Y la verdad es que no entiendo por qué lo han hecho.
Hay quien ha llegado a pensar que podía haber en ello un mensaje subliminar y conspirador… Nada. La gente es muy mal pensada… Simplemente, era un encargo para facilitar mis labores…
De hecho, la señora Quislant no me ha hecho pajolero caso. Tan es así que, esta semana, he tenido que ir yo a buscar la lana. Cogí el Cercanías y me bajé en Sol. Qué solemne aparece la Real Casa de Correos, sede de Presidencia de la Comunidad de Madrid, cuando se sale del centro de la tierra. Que emoción pisar el Km “cero” de España. Tanta que, a mi cabeza, automáticamente, me vino la imagen del defenestrado Ignacio González.
Paré un segundo frente a la puerta, miré hacia arriba y eché de menos tener rayos X en los ojos, como una heroína de comic, para poder ver a Diego Lozano, exconcejal forastero y aspirante a volver a Pozuelo, en su despacho. Ay, Diego Lozano. Un día de estos escribiré sobre él. Pero con Diego Lozano y, supongo que por asociación de ideas, me vino a la mente el nombre de Pablo Rivas. Las sinergias mentales suelen jugar estas malas pasadas…
¿Qué pensará Pablo Rivas cuando ande por esta zona, si es que alguna vez viene por aquí?
Estoy convencida de que, ese día, se verá ocupando el despacho de la presidencia. Pablo es así. Qué digo de la presidencia de la Comunidad de Madrid… Inocente de mí… El señor Rivas es de los que pasan por la carretera de La Coruña y se imagina en el Palacio de la Moncloa, pero no de jefe de gabinete sino ejerciendo de Presidente del Gobierno y, además, diciendo: ¡Porque me lo merezco!
Y a una, que es muy sentimental, le dio, en ese momento, por rebobinar y buscar en el baúl de los recuerdos todo lo que Pablo Rivas ha “escondido” en él. Porque Pablo ha “escondido” y mucho.
Rivas es un tipo-avefenix y debo reconocerle la capacidad de renacer que tiene. Y de eso hablaré hoy. Del resto dependerá de la decisión que tome Paloma Adrados. Si cuenta con él tendrá que exigirle previamente que le cuente su HISTORIA, porque si no, otros la contarán. Yo, al menos. Pero lo haré siempre desde la admiración. No te preocupes, concejal TIC.
Y es que, querido Pablo, admiro tu capacidad para “influir” (comprar está feo), por ejemplo, en la información de Pozuelo a cambio de un puesto de trabajo privilegiado. Tú me das, yo te doy. Tú me tratas bien, yo te escaqueo. Y así, de paso, favorecer sus artimañas políticas. Siempre me pregunté por qué los otros concejales, que han compartido Gobierno con Rivas, no supieron hacer lo mismo.
En este medio digital, en cambio, prima la libertad y me temo que le será complicado repetir jugada. Aquí se cuenta la verdad. Sin difamar ni insultar. Y contar la verdad sobre Pablo o sobre otros es colaborar para que los ciudadanos sepan a qué atenerse de cara a las elecciones. Y, sobre todo y en esta serie, para que Paloma Adrados tenga información de cara a elegir su número 2.
Cómo te recuerdo, Tivas, por los pasillos de la Casa Consistorial, hace un par de años, contando tus “tragedias” a todo aquél que quería oírte… Sin embargo, ahora eres el Rey del Mambo. ¡Qué grande eres, tío!
Mientras te escuchaba en la defensa de la moción sobre transparencia, en el Pleno del jueves pasado, pensaba…¿Tú eres tan transparente, Pablo?, ¿Lo eres, realmente?
Tu sombra política es tan alargada que ni tus palmeros de los medios son capaces de borrarlas. Era lógico que algún día alguien contase que no eres tan maravilloso… Es lo malo que hay entre aparentar y ser. Y tu aparentas pero no eres. Y ese día ha llegado.
Dicen que Rivas se ve ya de número dos de la lista del PP de Pozuelo de Alarcón y es normal que él lo piense. No querrá perder sus más de 65.000€ brutos al año, con dedicación exclusiva, y al mismo tiempo que le permitan estudiar un máster. Te admiro, tío. Eres un máquina. Y lo peor es que alguien te lo consintió.
Su presencia en el Ayuntamiento fue virtual durante mucho tiempo… Dicen en los pasillos de la Casa Consistorial que hizo un “íñigoerrejón”. Qué pícaro es el chico de Nacho González. Perdón, lo mismo ahora no le interesa que se recuerde de donde viene…
Y en eso, cachis, entré en la mercería de Pontejos que buscaba y compré la lana de Enrique y mi aguja preferida. Curiosamente, la número 2. Con ella puedo tejer el punto que me gusta, el de lana muy fina.
Creo que un chaleco gris le sentará bien a Pablo… Sobre todo si termina de número 2.
Sira Q.