Lo peor de todo no es lo que se dijo de Yolanda Estrada en sus tiempos de concejal: Lo peor es que aquellas mujeres siguen estando en el Gobierno de Pozuelo. Un artículo de El viejo rockero. J.P.
Esto de las nuevas tecnologías es un verdadero invento del hombre. ¿Quién nos iba a decir a mi señora y a mí que podríamos hablar con mi hija y mi yerno a más de 5.000 km de Pozuelo y verlos al mismo tiempo?
Nadie. Os aseguro que jamás lo hubiéramos soñado. Pero no penséis que esto es la releche. No. No lo es. Ha perdido el glamour de antes. Los nervios de esperar. La agonía y la sorpresa. Recuerdo cuando conquisté a mi mujer. Esa gran señora. En un baile.
Teníamos que quedar hoy para dentro de tres días y en la puerta de la iglesia. Ni teléfonos, ni móvil, ni ordenadores. Amor. Relación. Amistad. Compromiso.
No cambio aquellos tiempos por estos modernos de ahora. Aunque reconozco que ejercer de abuelo, a tiempo completo, me facilita las cosas con mi hija.
Por cierto, ya han vuelto. Y me han traído una de cosas que yo no sé qué hacer con ellas. Soy un viejo. Rockero, sí, pero un viejo al fin y al cabo. ¿Para qué quiero tantas camisas? Si yo con mis camisetas de los Rolling Stone voy fenomenal. Pero haremos caso a la niña. Su madre me estará mirando de reojo. Como cuando se enfadaba conmigo.
No me hablaba. Y me miraba de reojo para que cambiara de opinión. Y al final. Cambiaba. Así era ella.
Pero a lo que iba. Que esto no va de mí. Va de Pozuelo.
Y rememorando aquellos tiempos en los que me quedé (Ya volveré a la época de Ruiz Soto, el padre del Consejero de Sanidad y presidente del PP de Pozuelo) de restaurantes conspiranoicos, aunque en este tema, también tiene mucho que ver la familia Ruiz Soto (¿Hay algún capítulo oscuro de Pozuelo donde no aparezcan ellos?), la vida da sorpresas.
Me quedé en aquellos capítulos de mesas y telas en “Mi Hermano y yo”, pero hace unos día leí un artículo en este periódico de Yolanda Estrada en el que ha sido valiente diciendo lo que piensa y de cómo la han tratado en Pozuelo. Y eso me gusta. Me gusta la gente como ella. Que va de frente. Pero, ¡ay, chiquilla! ¡No sabes todo lo que han dicho contra ti! Más de lo que piensas. Lo viví en primera persona.
Si en aquel 2003 hubiera habido los sms de ahora o whatsapp o como se diga, es posible que Yolanda conociese quién y cómo urdieron todo contra ella. Algunos ni se cortaban y lo hablaban sin cortarse. No son caballeros y menos personas decentes.
Querida Yolanda: Sólo te he visto en un par de actos del PP. Y, ¿sabes?, entiendo cuando hablas de envidia a qué te refieres. Sólo con verte. Eclipsas a todos. Y eso es algo que los demás nunca te perdonaron.
Pero tenías un defecto mucho peor y tienes, que yo sí soy un señor y tengo ojos en la cara. Eres, lo que se diría, una chica bombón. Y no te molestes con el piropo. Nunca dejas indiferente al sexo masculino. Y eso, algunas mujeres no pueden perdonártelo.
Recuerdo una cena. Brillaba ella sola. Y mi señora y yo comentamos las barbaridades que desde el entorno de Martín Crespo decían sobre aquella joven. No quiero reproducir aquí aquellos comentarios. Pero los que me entendéis, sabéis a qué me refiero.
Al más puro estilo machista, pero difundido por muchas mujeres. Incluso, compañeras tuyas de entonces. Y alguna, sigue en el Gobierno. ¡Qué criterios de selección tiene el PP! Lo digo por las envidiosas que siguen cobrando como cargos públicos. Algún día diré sus nombres.
Vuelvo a aquella cena. Hablé con ella. Con Yolanda. Diez minutos. Y mi mujer escuchaba. No necesité más para entender que todo lo que decían de ella era porque la envidia les podía. No sólo es guapa si no también inteligente y modesta. Aunque creo que adolece de un error muy humano: La cabezonería.
Si fuera mi hija, le diría que se olvidase de esta gente de Pozuelo. Que pasara página. Ya está. Olvídate. No merece la pena. Al menos, no merecen tu tiempo. Nadie te lo agradecerá.
Porque esos desalmados políticos o politicuchos (me ha gustado esta palabra) sólo tienen un objetivo: Sobrevivir. Y tú les haces sombra. Siempre. Desde 2003.
Yolanda Estrada fue atacada como mujer, cuando era muy joven. Su ascenso, según los maledicentes, era por obra y gracia de su amigo Sepúlveda. Intentaron extender un falso rumor para hacerle daño. No tienen principios ni valores y muchos siguen aquí.
En esa campaña de desprestigio personal, había un funcionario que se dedicaba a hablar de ella. Porque ella lo eclipsaba todo. Era el centro de tantos comentarios, que hiciese lo que hiciese, siempre estaba en el candelero.
Era el ojito derecho de Sepúlveda. Y lo entiendo. Pero no por su físico. El físico a Sepúlveda le llevó a otra mujer y la apartó del Ayuntamiento. Cuando Jesús Sepúlveda actuó así, entendí las mentiras de todos estos machistas que aún tienen poder.
¿Alguien puede creerse que Sepúlveda confiara en Estrada solo por su físico? Solo hay que seguirla. Leerla. Escucharla. Y entenderéis que Sepúlveda, puede que quedara prendado de ella, pero lo que más le atraía era su inteligencia y su vena política.
Como a Sepúlveda, y a muchos otros más nos ocurrió.
Pero seguiré. Quedan cositas. Muchas más.
Sorpresas de la vida.
El viejo rockero. J.P.