La designación de Manuel Valls como candidato de C’s a la Alcaldía de Barcelona es una jugada maestra pero no debe generalizarse: Compromete la democracia interna del partido
En estos días me han preguntado varios afiliados de mi Agrupación de Cs Pozuelo, qué opinión me merece la posible designación de Manuel Valls como candidato a la alcaldía de Barcelona. No he dudado ni un instante en responder que me parece una jugada maestra de la dirección del partido que encabeza Albert Rivera, en el convencimiento de que esta decisión responde únicamente a la oportunidad electoral que presenta Barcelona dentro del complejo contexto que vive Cataluña.
A la pregunta de si es exportable el caso del independiente Valls al conjunto de las agrupaciones de Ciudadanos en toda España, difícilmente se sostiene el argumento. Lo que muchos afiliados denuncian como una “cacicada” de la dirección del partido, podría comprometer la credibilidad de su propia democracia interna. La vacuna contra eso mismo es la celebración de primarias, algo por lo que incluso aboga Rivera y su equipo.
Al margen de comprobar cómo influiría la designación de Valls en el electorado barcelonés, lo que no cabe ninguna duda es la europeización de la oferta política por la que apuesta Ciudadanos, aunque con limitaciones. Me gustaría pensar que Rivera y los suyos se están dejando influir por la estrategia paneuropea de Macron, en su afán por superar las fronteras nacionales y apostar por que Europa deje de ser un proyecto para convertirse en una realidad política sostenible. Particularmente, me seduce mucho esa idea, pero también es necesario ponerle coto si se quiere respetar la democracia interna.
Volviendo a Manuel Valls, éste podría ser el primero de muchos casos que vengan después, comparable a los jugadores europeos que han venido militando en los grandes clubs de fútbol del continente ya que, gracias a la sentencia del “Caso Bosman” que dictó el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 1995, pueden jugar en cualquier club europeo sin ocupar plaza de extranjero. ¿Alguien discute ahora lo beneficioso que ha supuesto para el espectáculo futbolístico y la salud de las sociedades deportivas aquella famosa sentencia?
Ambos casos, Valls y Bosman, persiguen la europeización de talentos al margen de su origen. Manuel Valls, ex primer ministro de Francia y ex alcalde de Evry, ciudad de la periferia de París, es un político solvente con un discurso aperturista y europeísta. Si bien Valls es un político profesional, la europeización que propugna Ciudadanos va más allá pues, además, trata de incorporar profesionales de la empresa privada que desean aportar experiencia y conocimiento a la gestión pública.
Talentos independientes como Valls hacen mucha falta en Ciudadanos, un partido joven con escasez de cuadros directivos en sus filas, siempre que se respete la democracia interna y no solo vengan para encabezar una candidatura. También pueden venir de número 2, 4, 12 o 25.
En la Agrupación de Ciudadanos Pozuelo hay mucho talento profesional. Ahora lo que procede es descubrir la persona que asuma el liderazgo político. Al frente de la candidatura me gustaría ver una persona con talento profesional, demostrada experiencia política, conocedora de los problemas que sufre nuestra ciudad y que reúna las condiciones que exige un liderazgo efectivo y real. Para llegar a ella sin que aparezca el dedo del aparato, el camino de las primarias es el único posible para dar con esa persona.
Ciudadanos no puede permitirse un fallo de cálculo sobre qué persona debe encabezar la lista para las municipales de 2019 en nuestra ciudad. No puede permitírselo porque la Alcaldía y el gobierno municipal están al alcance de la mano y los ciudadanos exigirán resultados tangibles mucho antes del ecuador de la próxima legislatura.
José Luis Alcañiz, Afiliado a C’s Pozuelo