Yolanda, en su video blog, censura duramente a Manuela Carmena por la ocurrencia de convertir las calles peatonales de Madrid en direcciones únicas y ser el principio del pensamiento único que busca Podemos
(Versión escrita para los que no puedan oírla, especialmente en el Ayuntamiento de Pozuelo)
Y la inefable Alcaldesa de Madrid nos ha hecho el regalo más ridículo y peligroso que un político pudiera hacer a los ciudadanos. Con una excusa vaga e insostenible, los madrileños, turistas y todo aquel que ose circular por las calles peatonales de Carmen y Preciados deberemos hacerlo en dirección única.
Ay, amigos, y el espectáculo navideño de Madrid empezó, no con el encendido de las luces de colores. Ni con el debate sobre el Belén. O sobre si el árbol navideño es o no más o menos alto. ¡Qué va, amigos! La Navidad ha empezado peligrosamente asomando la patita de la dirección única peatonal. Como el inicio de aquello que los comunistas bolivarianos pretenden hacer con todos nosotros. Dirigirnos hacia su terreno. Que no exista Libertad. Pensamiento único. Porque si yo camino por Preciados y de repente, quiero darme la vuelta, no podré hacerlo.
¿Y por qué? Muy simple. Es una manera de “evitar las aglomeraciones”. Como si las aglomeraciones en épocas navideñas fueran una novedad. Quizá ese control debe hacerse por agentes de movilidad, policías o protección civil. Y jamás por una política que no sabe dónde tiene su mano derecha…. o si. Nunca se sabe. Porque la izquierda la coge con mucha fuerza.
Amigos, las políticas que coartan nuestra libertad o pretenden limitarla deben ser rebatidas con argumentos e intentar, democráticamente, que no vuelvan a ser ejercidas. La extrema izquierda siempre utiliza la demagogia para llegar al poder. Y una vez en el poder, hacen lo que les da la gana. Y no permiten que opines. O al menos que opines de forma contraria a la ideología de ellos. Pero van poco a poco. Despacito. Hoy condeno a los medios de comunicación. Mañana adjudico a los míos contratos y no pasa nada. Pasado tengo cargos públicos imputados y soy una víctima. Y un buen día, Carmena nos regala la dirección única en el centro de la capital de España.
Claro que esto de las direcciones y pensamientos únicos da para mucho. A veces pienso que hay muchos políticos en otras formaciones que, de una manera u otra, apelan al pensamiento único. Y es evidente que con ese cartel político. Es difícil defender una postura contraria frente a los podemitas.
Hasta los que se llaman demócratas, a veces adolecen del defecto de querer controlar todo y de tachar a aquellos que no siguen la dirección señalada. O estás conmigo o contra mí. Es muy triste. Pero en los partidos políticos también hay personajes así. Y algunos hasta con poder.
¿Cómo vamos a defender una postura democrática si algunos señalan a los nuestros como ejemplo de lo que ellos hacen mal?
A mí me gustaría que esas actitudes terminaran. Que la Libertad pueda defenderse sin atadura alguna. Que la democracia sea real en todos los estamentos. Que los partidos políticos, todos, admitan pensamientos críticos. O al menos que en mi partido ningún “carguito” estigmatice a otro por no pensar como él. Que haberlos “haylos”.
Me encantaría que en Pozuelo de Alarcón no existiera pensamiento único. Que en mi ciudad la Libertad siguiera siendo, como es, un pilar básico de nuestra convivencia. Que la educación (y no solo en Cataluña) fuera igual para todos, fomentando la libertad, la igualdad y el respeto.
Estoy convencida de que el PP puede ofrecer a los españoles una forma diferente de hacer política. Porque los demócratas creemos en la libertad y la ley. La igualdad y el respeto. Pero lo conseguiremos en nuestro partido si tenemos a líderes que defienden la democracia en sus proyectos y sus acciones de gobierno, como Mariano Rajoy. Sin embargo, en escalas muy muy inferiores tenemos a cargos cuya máxima en la vida es que los demás no piensen. Y si piensan que no lo digan. Y si alguien habla, es un enemigo. No al pensamiento crítico. Y si un medio de comunicación no aplaude al aludido/a, censurado queda. Y eso no se puede consentir.
Nos queda mucho camino por recorrer. Pero soy optimista. Los cambios necesitan de convicción, fe y esfuerzo. Y eso, al menos, en mi partido, lo demuestran muchos políticos día a día.
Gracias, amigos.
Yolanda Estrada