Consideraciones en torno a los insultos que reciben las mujeres por ser mujeres y de las mismas mujeres, tras ver el vídeo de Yolanda Estrada y conocer todo lo que se ha dicho de ella en Pozuelo de Alarcón
Tengo que reconocer que el vídeo blog de Yolanda Estrada, del jueves pasado, me impresionó. Y me consta que calla más que cuenta. Y yo, en cierto modo, me siento culpable. Nunca he sido capaz de contarle todo lo que me consta hablaban de ella. Hablaban y hablan.
Aunque recuerdo ese silencio en la Cruz Blanca cuando hablé con ella hace meses. Un silencio que os dije guardaba dolor. Hoy estoy convencida de que la hicieron mucho daño. Muchísimo. Aunque ella no quiera contarlo.
Maite me llamó el jueves y me dijo, “¿Yolanda se acaba de enterar que la llamaban puta? Pues esto ha sido así años y años. Sus propios compañeros. Su vida sentimental era pública. Hoy, dudo de que todo fuera verdad. Menuda gentuza”.
Eso es. Gentuza. Sebastián, antes de que yo conociera a mi compañera colaboradora en El Correo de Pozuelo, hace ya casi un año, me hablaba embelesado de ella. Mi prima siempre me dijo, “creo que está un poco pillado”. Pero las dos nos reíamos. Cuando la leía en sus artículos del periódico, sinceramente, dudaba si sus artículos eran de ella o no. Si las ideas que defendía eran suyas. A pesar de que siempre tuvo fama de política y buena oradora, os reconozco que dudé de su capacidad. Son tantos años escuchando la misma cantinela… que una acaba creyéndose la historia. O, al menos, dudando.
Y la conocí. Y la he escuchado. Y he comprobado cómo ha hecho una campaña política. Y como se ha enfrentado a más de una hora hablando en directo en las redes sociales. Y respondiendo a los afiliados del PP. Y como ella sola no ha sentido temor ni cobardía para enfrentarse a todos: Alcaldesa, Regional del PP, Paloma Adrados, la familia Ruiz Escudero y a un medio local dando nombres y apellidos. Todos unidos contra ella. Y os lo dije. Con juego sucio, muy sucio. Y ella defendiendo sus ideas. La verdad es que estoy encantada por haberlo conocido.
Soy una humilde costurera que escribo semanalmente mis notitas desde este taller. A veces Tobby ladra tan fuerte que no puedo concentrarme y escribo según mis sentimientos. Hoy es uno de esos días. Una mujer que siente dolor por cómo han insultado a otra mujer para quitarle méritos. Para cuestionarla. Una mujer que le duele sentir que otras mujeres son las peores cómplices de estas actitudes machistas. Y una mujer que siente la inmensa pena de que se insulte a otra mujer por el hecho de serlo y para menospreciarla.
Creo sinceramente que aunque mi compañera Yolanda no se siente víctima, lo es. O lo fue. Pero, como ya le he dicho por teléfono, debe ser valiente y señalar a los culpables de esa forma de comportarse. Yolanda no quiere hablar del tema. Y me pidió que yo no lo hiciera. Yo si conozco nombres. Bastantes. Porque los rumores empiezan con un…. “¿sabes lo que dijo Fulanito o Fulanita….?”. Por respeto a ella, no los daré. Pero muchos en La Casa, en el PP de Pozuelo y en el pueblo, lo saben.
Estoy de acuerdo con ella en que, como mujer, debemos denunciar estos comportamientos machistas. Ella me dijo que solo nos preocupamos del resultado final de un machista cuando “mata” a una mujer. Sin embargo la educación previa hay que analizarla. Es probable que muchos de ellos y ellas han sido educados en ambientes machistas. O con frases como….”esta es una puta, por eso ha conseguido esto o lo otro”.
Me pareció un tema demasiado interesante para dejarlo en el olvido hasta el año que viene. Así que he quedado con ella. Quizás sea capaz de arrancarle algo más. Aunque sé que será difícil. Ella lo tiene muy claro. Y el pasado, pasado es. Y me dijo que esos que la insultan y falsean realidades personales y hablan de su vida, son mezquinos que al margen de no tener nada que ofrecer en la vida. Para ella son mediocres y personas sin futuro. Al margen de ello, Yolanda los considera unos pobres desgraciados. Y ella se siente dichosa por ser feliz y por no haber hablado jamás de la vida privada de nadie para desprestigiarle. Sea o no sea cierto lo que digan. “Sira, hay personas que se descubren a la tercera palabra. No hace falta hablar de su vida privada. Que, a mí, no me interesa absolutamente nada”.
Sigo pensando que en su tono hay dolor. No te enfades, compañera. Pero es que no puede ser de otra manera. ¿Cómo no va a afectarte que te insulten durante más de 15 años?¿Cómo una mujer puede llevar esa carga demostrando no solo su capacidad, sino que sus méritos no son acostarse con ningún hombre?
Luis me dijo que no me lo tomara tan a la tremenda. Que en su empresa también ha sucedido alguna vez. Hay mujeres que llaman la atención y, para atacarlas, se cuestiona su manera de ascender. Y mi marido me dijo, “pero las primeras que la cuestionan son otras mujeres. No sé si por envidia, por incapacidad o por frustración. Pero esas son las primeras”.
Yo me enfadé por el tópico que me soltó. “El peor enemigo de una mujer, es otra mujer”. Y se lo dije. Y no se lo compro de ninguna manera. Yo soy mujer y siempre he defendido a las mujeres. Y seguiré así. Y si he criticado a alguna, no ha sido porque alguien haya decidido ponerle fama de mujer de “vida alegre”. Jamás lo haría por eso. Si critico a una mujer es por los mismos motivos que lo hago con un hombre. Porque no comparto su manera de actuar o de opinar.
Reconozco que a veces me he dejado influenciar por lo que otros han dicho. Y el caso de Yolanda es un ejemplo. Desde mi taller quiero pedirle disculpas. Quiero que sepáis que cuando alguien no tiene argumentos contra una mujer, la mejor estrategia es el insulto. Así que, a partir de ahora. Aunque algunos hayan ganado con el insulto y la calumnia, no volveré a permitir que triunfe el machismo nunca más.
Sira Q.