A los pozueleros de 1481 tampoco les gustaba que los poderosos de aquel tiempo abusasen de los impuestos que pagaban. Un artículo de Carlos H. Fernández del Valle
En este mes del cobro de los tributos municipales, viene bien saber lo que ocurría con ellos hace más de 500 años en Pozuelo.
Imaginémonos el escenario: La iglesia de San Salvador, donde se reúne el día 7 de marzo de 1481 el Concejo de Vecinos de la Villa de Madrid y su tierra. Ante él va a comparecer Alonso Rodríguez en representación del concejo de Pozuelo y trae una grave petición que hacer en pro del bien común de nuestro pueblo.
La situación que desemboca en esta fecha se venía gestando desde hacía tiempo. Numerosos vecinos intentaban evitar los impuestos (los pechos concejales) alegando que estaban sujetos a otras jurisdicciones distintas a la de Pozuelo.
Alonso Rodríguez comienza a leer así: “Muy virtuosos señores, el concejo, alcaldes, procurador e onbres buenos de Pozuelo nos encomendamos en vuestra merced, la cual bien sabe en cómo este pueblo del todo se iba a perder porque muchos escusados rregidores e caballeros e iglesias e monasterios se escusaban de pechos, especialmente de los pechos concejales, a causa de lo qual, un tercio de este pueblo se fue a tierra de Segovia e a otras partes”
El problema era bastante difícil y nuestra gente decidió tomar unas drásticas medidas acordes con la realidad de los acontecimientos…
Sigamos con la lectura del documento:
“Facemos ciertas ordenanzas de concordia e consentimiento de todos los vezinos del dicho concejo, a campana rrepicada de la forma siguiente: que ningún vezino del concejo, para siempre jamás, nos sea osado de tomar franqueza sin escusamiento de ningún rregidor nin cavallero nin de iglesia nin de monasterio, de ningún pecho concejal de concejo, qualquier quel tal escusamiento tomare, por el mismo fecho sea avido por non vezino nin sea rrecibido en nuestos cabildos nin tenga boz en nuestro concejo ni naya parte ni goze de ningún de oficial puesto por concejo, nin sus ganados puedan pacer nuestras dehesas e abrevaderos nin goze de ningunos bienes de nosotros. Lo qual suplicamos a la merced de vosotros nos lo mande confirmar esta ordenanza e la mande executar.
Testigos Joan Martínez de la Yglesia e Alonso Rodríguez el Viejo, e Pero López, sacristán, e yo Joan Abad, escribano del concejo, por su mandato la firmé en mi nombre. Joan Abad”.
A los señores del concejo de Madrid les pareció justo y así: “entendiendo que cumple así al servicio del Rey e Reyna nuestros señores e al pro e bien común de dicho concejo de Pozuelo, e porque los decheros mayores y medianos no se escusen de los dichos pechos e hazenderas concejales e non se cargue sobre los pecheros que poco pueden, e conformándose con las leyes hechas por sus altezas en las cortes de Toledo, dixeron que confirmavan e aprobaban la dicha ley e ordenanza, e mandaron al dicho concejo de Pozuelo que lo guarden e cumplan como ley e executen las penas contenidas en ella en las personas e bienes de los que en ella se contiene”.
La situación se solventó y lo que pudo significar la pérdida de nuestro pueblo hace cinco siglos es una lección para los hombres de nuestro tiempo.
Carlos H. Fernández del Valle
Nota de Redacción:
Los pechos concejiles o del concejo eran los impuestos que ponía el Concejo o Ayuntamiento de la época. Estaban exentos de pagarlos los nobles y los eclesiásticos. Los pagaban únicamente la gente del común (llamada por ello pecheros).
Y pagaban bastante porque, al igual que hoy, había mucho chupatintas
Lo que los pozueleros querían era que en su término municipal no hubiera más excusados (hombres libres de impuestos: nobles y sobre todo clérigos) porque los excusados gozaban de los beneficios municipales pero no los pagaban impuestos por lo que si los excusados aumentaban los pecheros tenían que pagar más.
Por eso por no pagar tantos pechos algunos se habían ido antes a tierras de Segovia. Piden el Ayuntamiento de Madrid ( del que dependía Pozuelo que entonces era una aldea) que a esos excusados no los considere vecinos.